La Polonia de los años 50’ marcada por el régimen estalinista es un conflicto más, aunque no menos importante, en la vida de los artistas Zula (Joanna Kulig) y Wiktor (Tomasz Kot). Por otro lado, la música como casual coincidencia conectará la vida de ambos, llevándolos a un grado de profunda pasión e inestabilidad.

Inspirado en la historia de sus padres, el realizador Pawel Pawlikowski nos conecta en la vida de sus personajes de una forma visualmente impactante, tanto en su dirección como en su cinematografía, como ya lo habíamos apreciado en su exitosa película “Ida”, ganadora de un Oscar a mejor película extranjera el año 2013. La música es fundamental y casi protagonista en el desarrollo de la historia, alineándose con las emociones de los personajes. El folk polaco, el Jazz, incluso Elvis Presley toman presencia en cada escena, situándonos aún más en la Europa de los años 60.