Situada en el Tokyo de 1885, este relato nos remonta a una especie de detrás de escenas de las vidas de los intérpretes de un teatro kabuki. En esta historia, Kikunosuke Onoue (Shōtarō Hanayagi), el hijo del respetado actor Kikugoro Onoue (Gonjurō Kawarazaki), comienza a darse cuenta que su trabajo actoral es aplaudido únicamente por ser el heredero de su padre o, como menciona uno de los personajes, obras en donde “la reputación de su padre suple su falta de talento”. Otoku (Kakuko Mori), la niñera de los hijos de su hermano, es la única persona que le aclara que los halagos y la aprobación superficial no son suficientes para subsistir; “para la gente es mas fácil el halago que la crítica constructiva”. Considerada una de las obras más emblemáticas en la primera etapa creativa de Mizoguchi, “The Story of the Last Chrysanthemum” plantea qué implica ser un digno sucesor artístico, considerando tanto las aristas familiares como interpretativas en el desarrollo intelectual de un profesional del arte. Siguiendo la línea de los otros largometrajes presentes en esta lista, el realizador japonés presenta una historia en donde una demostración honesta de amor entra en conflicto con las relaciones de poder imperantes, en donde la —eventual— trayectoria de un actor es puesta en juego por un capricho, pero ¿qué tipo de deseo debería ser aceptable para constituir una relación en el Japón antiguo? Leer más…