“Beetlejuice Beetlejuice” (2024): Intrincado regreso a la fórmula
Treinta y seis años han pasado desde el estreno de “Beetlejuice” (1988), el primer éxito comercial de Tim Burton, aclamado y estrambótico director estadounidense. Esta icónica parodia del cine de terror espectral dio pie a una serie de televisión, merchandinsing y a una larga y exitosa carrera para su director, quien estableció una fórmula novedosa y característica en su cine (muy prolífico en la década de los 90), lleno de efectos prácticos, mundos imaginativos, ajetreados y abstractos, personajes extravagantes y atmósferas oscuras y góticas, pero repletas de humor, ingenio y abstracción.
El estreno de “Beetlejuice Beetlejuice” (2024), la secuela de la cinta mencionada anteriormente, hace surgir varias preguntas: ¿resistirá las comparaciones con la primera entrega? ¿Mantendrá o renovará la fórmula del cine de Tim Burton que consiguió tanto éxito en los 90? ¿Cómo reaccionará el público y la industria (distintos a los existentes en 1988) a esta secuela estrenada 36 años después de su primera parte?
“Beetlejuice Beetlejuice” es un largometraje norteamericano de comedia y fantasía, perteneciente al subgénero de la comedia de terror y dirigido por Tim Burton. La cinta fue producida por Plan B Entertainment, Tim Burton Productions, Tommy Harper Productions y Warner Bros, y se estrenó el 5 de septiembre en cines chilenos. El filme es una secuela de “Beetlejuice” (1988).
La película narra la historia de Lydia Deetz (Winona Ryder), que, tras muchos años desde su casi-matrimonio con Betelgeuse (Michael Keaton), vuelve a tener visiones recurrentes y perturbadoras de él. Por otro lado, la hija de Lydia, Astrid (Jenna Ortega), tiene una relación hostil e inestable con su madre.
Madre e hija se verán obligadas a convivir tras una inesperada tragedia familiar, que las obliga a viajar, junto a Delia (Catherine O’Hara), a Winter Rivers. Ahí, Astrid descubre la misteriosa maqueta de la ciudad en el ático y el portal al Más Allá se abre, creando caos y problemas que entrecruzan el mundo de los muertos y los vivos, e involucran nuevamente a Betelgeuse cada vez más en la vida de las Deetz.
“Beetlejuice Beetlejuice” es muy divertida, pero comete el error de destapar toda su creatividad visual, atmosférica y humorística en su segunda mitad, en vez de distribuirla homogéneamente. Cuando la película da rienda suelta a su imaginería y juega con los escenarios, actuaciones, efectos prácticos y escenas de humor, la cinta se siente fresca, ingeniosa y muy disfrutable. Es en estos momentos en los que recuerda al mejor Tim Burton, que deslumbró en la “Beetlejuice” de 1988 y en otras películas como “El hombre manos de tijera” (1990) o “Ed Wood” (1994).
Los efectos prácticos y visuales utilizados recuerdan a los tiempos en los que no se abusaba del CGI en el cine comercial, rememorando el espíritu innovador y revoltoso de crear mundos alocados con más imaginación que tecnología. “Beetlejuice Beetlejuice”, a pesar de no carecer de efectos por computadora, en su esencia parece una cinta de otra época, lo que ayuda a que se sienta continuista en la estética y estilo de la entrega anterior de la franquicia. Esta atmósfera enérgica y creativa es fortalecida por unas buenas y graciosas actuaciones (destaco a Michael Keaton y Catherine O’Hara) y un humor que, en líneas generales, funciona bien.
El mayor problema de la película viene principalmente de su primera parte, en la que se introducen muchas subtramas y personajes que no llegan a ninguna parte en la segunda mitad de la cinta. Esto contrasta con la simpleza efectiva de la primera “Beetlejuice”, que se centraba en aprovechar las dinámicas entre los pocos personajes que tenía, en lugar de establecer a muchos nuevos que se sienten unidimensionales y, en su mayoría, faltos de carisma (lo que es importante, considerando que la mayoría de estos personajes se usan para gags cómicos de larga duración).
Esto, además, ralentiza el desarrollo de la historia, haciendo que gran parte de la narrativa se centre en introducir personajes (que no son graciosos) y temas dramáticos carentes de propósito, corazón e impacto, en vez de enfocarse en la verdadera fortaleza de la cinta: el humor alocado y desenfrenado. Cuando “Beetlejuice Beetlejuice” llega a su mejor momento, está en el último acto y cerca de terminar.
Los problemas de esta película vienen de un guion innecesariamente enrevesado y diametralmente opuesto al de su primera parte en cuanto a la construcción de su narrativa. Cuando “Beetlejuice Beetlejuice” se centra en hacer reír y “pasarla bien” con su mundo y sus personajes mejor escritos, realmente es muy disfrutable, y trae consigo, al mismo tiempo, una renovación divertida de la fórmula de Tim Burton para los nuevos públicos, y un regreso en forma a las técnicas memorables e icónicas que hicieron destacar al director en primer lugar. Lamentablemente, estos momentos tardan mucho tiempo en llegar. Betelgeuse y Michael Keaton se sienten en su salsa en la simpleza de sus locuras y escenarios, ¿para qué complicar las cosas?
¿Recomendaría “Beetlejuice Beetlejuice”? Sí. Su segunda parte es un recordatorio de por qué no debemos dejar de lado el ingenio para construir mundos e historias en el cine, en estos tiempos llenos de cine comercial carente de innovación. Sí, la recomendaría, pero lo mejor del menú fantasmagórico de este restaurante se encuentra en el postre, así que tendrán que esperar.
“Beetlejuice Beetlejuice” se encuentra disponible en cines desde el 5 de septiembre de 2024.