Brujería (2023): Colonialismo salvaje
Brujería: Conjunto de conocimientos, prácticas y técnicas que se emplean para dominar de forma mágica el curso de los acontecimientos o la voluntad de las personas. Acción realizada por medio de poderes sobrenaturales.
Chiloé, 1880.
Tras el violento asesinato de su padre, Rosa (Valentina Veliz Caileo), una joven huilliche, busca apoyo en una organización de brujos/as chilotes conocidos como “La Recta Provincia”, luego de ser ignorada por las autoridades del Estado chileno. Retomando documentos y textos históricos que hace un tiempo inspiraron a Raúl Ruíz a filmar su miniserie de 2007, se presenta el quinto largometraje del director Christopher Murray, cuya experiencia en el área documental ya es conocida por el proyecto MAFI (Mapa Fílmico de un país), con el que ha desarrollado y promocionado diversas obras.
Entre las obras que dirigió bajo el sello MAFI, probablemente la más conocida es “Propaganda” (2014), donde abordó las elecciones presidenciales de 2013 a través de un detallado seguimiento a las campañas propagandísticas de cada candidato y su efecto en la población chilena. En este documental observacional destaca principalmente la ausencia de guías explícitas en el relato, la narración se dirige principalmente a través de composiciones visuales y el uso del montaje para relacionar ideas entre distintos escenarios de la realidad del país. Posteriormente, ahora desde la ficción, dirigiría “El cristo ciego” (2016), filme en el que retrata las relaciones de diferentes personas con su religión, evalúa la importancia de personajes culturalmente influyentes y pone a una sociedad frente a sus dogmas y creencias.
Tomando como punto de partida las películas mencionadas, no es complejo imaginar la forma del director para afrontar este nuevo relato. Aunque es difícil evitar notar las similitudes estéticas con “La bruja” (2015) de Robert Eggers, puesto que narrativamente la historia tiende a líneas conocidas en el cine hollywoodense; existe cierta particularidad cultural respecto al diseño de arte, el ambiente chilote y la naturaleza propia del conflicto central de la cinta, que la separan en tono y ritmo del llamado “arthouse horror”.
Naturalmente, es cuando la película se enfoca más en detallar los comportamientos de los personajes, el uso de herramientas cotidianas y la realización de ritos propios de su cultura cuando las intenciones del ritmo -contenido mas no contemplativo- cobran mayor sentido. Es cuando nos acercamos a los orígenes de la representación que vemos en pantalla, y se traducen en imagen y sonido los procesos reflexivos detrás de la propia película y cobran sentido los colores deslavados del decorado, las composiciones avasalladoras de los paisajes y la intimidad de los planos en interiores. Se hace notar la naturaleza de la película como un estudio sobre colonialismo salvaje disfrazado de una especie de horror folclórico americanizado.
Durante el cine-foro que se sostuvo en el cine Insomnia Teatro Condell de Valparaíso en su función de estreno, Murray menciona que originalmente el protagonista de la cinta era Mateo (Daniel Antivilo), el llamado Rey, líder de la Recta provincia. La capacidad de moldear el relato en pos de abordar una diferente perspectiva, a tal punto de cambiar al protagonista y narrar una historia completamente diferente a la original sin perder la esencia del mensaje, da cuenta de las virtudes investigativas respecto del contexto del que se inspiran los acontecimientos.
Aunque las líneas narrativas tipo “coming-of-age” caigan en lugares comunes propios de un cine más comercial, “Brujería” se encarga de construir un imaginario místico y folclórico admirable que interpela las creencias y prejuicios del espectador, sin caer en la vacía espectacularidad técnica ni en propaganda política barata, a través del inmersivo diseño artístico de Bernardita Baeza y la extraordinaria fotografía de María Secco.
Una fantasía cinematográfica que, lo mismo nos seduce con los embriagantes paisajes que llenan cada plano, como nos sumerge en una historia de colonialismo sistemático y exterminio cultural por medio del estudio representativo de las costumbres de pueblos que tendemos a ignorar. Mil y una cosas se pueden comentar sobre el trasfondo y los documentos que inspiraron este relato, pero sería pecar de plena ignorancia decir que los actos retratados han quedado completamente atrás en la historia de nuestro país.
“Yo no veo tribunal, ni república”.