Cine en línea: Diez películas notables escritas, dirigidas y protagonizadas por mujeres
Hoy, y como cada 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer. A pesar de la constante invisibilización de su presencia en la historia del cine, las mujeres siempre han tenido un rol preponderante en el desarrollo del séptimo arte. Sin ir más lejos, la primera persona en dirigir una película de ficción y una de las primeras en articular el lenguaje cinematográfico a través de producciones independientes fue una mujer: Alice Guy. Obviamente, no fue la última. Gracias al apoyo de Eyelet Media, en Bitácora de Cine les presentamos una selección de diez notables largometrajes internacionales escritos, dirigidos y protagonizados por mujeres. La lista incluye —pero no se limita a— comedias absurdas, dramas desgarradores, y notables estudios de personajes que comentan los diversos papeles que puede tomar una mujer en la sociedad.
“The Bigamist” (Ida Lupino, Estados Unidos, 1953)
Este melodrama nos remonta a casi setenta años atrás. Eve (Joan Fontaine) y Harry Graham (Edmond O’Brien) están tratando de adoptar un bebé. Ante las sospechas del Sr. Jordan (Edmund Gwenn), director de la agencia de adopción, se devela el inesperado secreto de Harry: una familia junto a Phyllis Martin (Ida Lupino), su segunda esposa. Si bien ahora la bigamía no resulta un tema particularmente controversial de abordar, este largometraje causó polémica al momento de su estreno. Con el fin de cuestionar las políticas maritales de la época, la trama hace referencia a algunos aspectos de la vida privada de la realizadora Ida Lupino que, además de dirigir esta película, marcó un precedente al ser una de las primeras cineastas norteamericanas en dirigirse a sí misma. Teniendo un interesante bagaje amparando thrillers de los años ‘50, la directora aborda la temática desde el aspecto criminal que caracteriza al cine noir, pero desde la perspectiva judicial que engloba a este extraño triángulo amoroso. “The Bigamist” es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas de Ida Lupino y una prueba de que las mujeres cineastas llevan décadas tratando temas intratables con una sensibilidad ausente en gran parte del cine creado por hombres.
“La Fiancée du pirate” (Nelly Kaplan, Francia, 1969)
“La Fiancée du pirate” cuenta la historia de Marie (Bernardette Lafont), una joven explotada y oprimida que, constantemente, es vista como un objeto sexual por los hombres de su barrio. Tras la muerte accidental de su madre, la mujer empieza a cobrar por sus favores sexuales, planeando una venganza hacia todas las personas que buscaron aprovecharse de ella. Balanceando actuaciones enfocadas en el humor físico y un guión con diversos enfoques en torno al trabajo sexual, esta comedia erótica de la realizadora Nelly Kaplan reflexiona en torno a ideas del cuerpo como capital, la deshumanización proveniente del deseo y el viaje de una mujer en un lugar dominado por la mirada masculina. A lo largo de la película, la protagonista debe sortear una serie de situaciones que, por muy cómicas que resulten, nunca la aleja de su objetivo principal: dinamitar la sociedad capitalista patriarcal del pueblo donde vive. Tan relevante e hilarante como el año de su estreno.
“Winter’s Bone” (Debra Granik, Estados Unidos, 2010)
Con tan solo 17 años de edad y en una situación de extrema precariedad, Ree Dolly (Jennifer Lawrence) debe hacerse cargo de su familia en los montes de Missouri. Tras salir de la cárcel en libertad condicional, su padre ha desaparecido misteriosamente y, si no aparece, en pocos días perderán la casa donde vive con su familia. A pesar del cuerpo de trabajo hollywoodense por el que suele ser más conocida, esta película contiene uno de los papeles más demandantes e interesantes en la carrera de Jennifer Lawrence y, notablemente, su debut como actriz. Así como su sólida interpretación de Ree Dolly es el ancla emocional del largometraje, su personaje es el hilo conductor de una historia que aborda tópicos como la hostilidad dentro del entorno familiar, dinámicas sexistas en ambientes de drogadicción, y la constante presencia de un padre por medio de su enigmática ausencia. Basada en el libro homónimo de Daniel Woodrell, “Winter’s Bone” es de aquellos dramas que resultan difíciles de ver, pero la atemporalidad de sus temáticas bajo la sensible dirección de la realizadora Debra Granik la convierten un visionado imprescindible. Para bien o para mal, no hay lugar como el hogar.
“Du vent dans mes mollets” (Carine Tardieu, Francia, 2012)
Rachel Gladstein (Juliette Gombert) es una tímida niña de nueve años que deambula entre el amor que le provoca su querido padre (Denis Podalydès) y la sofocación proveniente de su posesiva madre (Agnès Jaoui). Luego de conocer a Valérie (Anna Lemarchand), una cómica e intrépida chica de su misma edad, Rachel se deja abrazar por lo vulgar, lo profano y lo absurdo que rodea a sus vidas infantiles. Basada en la novela gráfica homónima de Raphaële Moussafir, “Du vent dans mes mollets” es una película familiar bastante atípica ya que se enfoca en la ingenuidad y honestidad que abunda en la mirada de las protagonistas, para evidenciar dinámicas familiares, problemas maritales, y traumas infantiles acarreados por los adultos a cargo. Tanto sus secuencias más hilarantes como sus inesperados momentos tristes —y vaya que pegan fuerte en esta película— demuestran cómo la fragilidad que se desborda de nuestros recuerdos de niñez pueden resultar tan valiosos como lo que un espectador puede desprender de una buena pieza de arte; la pureza del momento y lo perduradero de la memoria.
“A Girl Walks Home Alone at Night” (Ana Lily Amirpour, Estados Unidos, 2014)
Situada en la ciudad —ficticia— iraní llamada Bad City, “A Girl Walks Home at Night” nos invita a deambular por territorios oscuros y callejones peligrosos, siguiéndole la pista a una misteriosa vampira (Sheila Vand) en busca de sangre. Lo que a primera vista podría parecer la base de una historia clásica del género, es ejecutada de una manera completamente impredecible por la cineasta Ana Lily Amirpour quien, en su película debut, construye un mundo nutrido tanto por los westerns de Sergio Leone como por las fantasías oníricas de David Lynch. Si bien el fuerte de este largometraje recae en su propuesta estética orientada al blanco y negro, su guión —escrito mayormente en persa— es una gran vuelta de tuerca a las dinámicas depredatorias que rodean a las historias de terror ligadas a chupasangres, desarrollando una historia de víctimas y victimarios que lleva al espectador a preguntarse si es que el verdadero monstruo es quien porta el par de colmillos o el mortal que puede atacar a la luz del día y salirse con la suya.
“Mustang” (Deniz Gamze Ergüven, Francia, Alemania y Turquía, 2015)
Siendo tremendamente polémica en su país de orígen, “Mustang” es el triste reflejo de la nula educación sexual en la Turquía contemporánea. Tras un inocente juego infantil junto a sus compañeros de clase al comienzo del verano, la vida de cinco jóvenes hermanas huérfanas —Lale (Güneş Şensoy), Nur (Doğa Doğuşlu), Ece (Elit İşcan), Selma (Tuğba Sunguroğlu), y Sonay (İlayda Akdoğan)— cambia radicalmente. Disgustados por la supuesta inmoralidad en el comportamiento de las mujeres, su abuela (Nihal Koldaş) y su tío (Ayberk Pekcan) deciden tomar medidas que garanticen la virginidad y pureza de las cinco hermanas, así como precipitarlas hacia su destino de futuras esposas. Basada en las propias experiencias de Deniz Gamze Ergüven, directora y co-guionista del largometraje, esta co-producción franca-alemana-turca evidencia el daño que inflige una sociedad conservadora hacia las mujeres a quienes les reprime su propia exploración y, por ende, su propia liberación.
“Les Innocentes” (Anne Fontaine, Francia, 2016)
Lo que comienza con un dulce coro de monjas, lentamente se convierte en una espiral de dolor. Situada en la Polonia post-guerra, “Les Innocentes” nos presenta a Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge), una joven médico enviada por la Cruz Roja con el fin de garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Al llegar a un monasterio cerca de Varsovia, se encontrará con una cruda sorpresa: las hermanas del convento fueron violadas por soldados del Ejército Rojo. Tristemente, este largometraje está basado en hechos reales. Sin embargo, Anne Fontaine aborda el tema con la delicadeza suficiente para no enfocarse en lo gráfico de los hechos, si no en la resiliencia de una doctora que debe hacerse paso entre un panorama nublado por la fe ciega de las residentes en negación del hecho y un ambiente tan reclusivo que cada voto de silencio termina siendo un potente símbolo de confianza y sororidad. Parafraseando a una de las protagonistas, “¿es posible que la fe persevere ante los sucesos que Dios puso ante nuestros ojos?”. En historias como esta, la desobediencia es clave para la expurgar los pecados.
“I am not a witch” (Rungano Nyoni, Francia, Alemania, Reino Unido y Zambia, 2017)
Inspirada en acusaciones reales de brujería ocurridas en Zambia, “I Am Not a Witch” cuenta la historia de Shula (Maggie Mulubwa), una niña de 8 años que, tras ser declarada culpable de ser bruja, es llevada bajo custodia estatal y exiliada a un campamento de brujas en medio del desierto. En el lugar, participa en una ceremonia de iniciación en la que se le muestran las reglas de su nueva vida en un espacio que es mitad-aquelarre y mitad-zoológico humano. Al igual que las demás “brujas” residentes, Shula está atada a una cinta que está unida a una bobina que posa en un árbol gigante. Si llega a cortar la cinta, será maldecida y transformada en una cabra. Revelar más de la magnífica ópera prima de Rungano Nyoni sería develar los muchísimos trucos audiovisuales que posee bajo la manga. Lo que a inicios pareciera ser una hilarante comedia negra que comenta prejuicios sexistas y xenófobos en torno a la idea de “ser una bruja”, lentamente se desenvuelve como una triste tragedia que, fácilmente, podría ser catalogada como una gran fábula contemporánea en torno al trato del Estado con las mujeres en Africa. En un lugar en donde las brujas no pueden volar, ¿pueden ser brujas realmente?
“Las Niñas Bien” (Alejandra Márquez Abella, México, 2018)
En medio de casas lujosas, autos Grand Marquis y las tonadas de Yuri, Menudo y Julio Iglesias, Sofía (Ilse Salas) y sus amigas de Lomas de Chapultepec hacen de sus vidas una fiesta, hasta la crisis financiera mexicana de 1982. Inspirada en diversos relatos escritos por Guadalupe Loaeza, “Las Niñas Bien” es un drama satírico enfocado en aquellas mujeres cuyas vidas parecieran transcurrir de manera perfecta ante la ausencia de carencias monetarias, pero en donde esto no es más que una pantalla para sus verdaderas carencias emocionales. Por medio de la pluma y dirección de Alejandra Márquez Abella y un potente papel protagónico de Ilse Salas, la película plantea la interrogante “¿qué le falta a las mujeres que lo tienen todo?”, revelando los sesgos de género en situaciones en donde destacan los privilegios de clase; los canones que seguir, la ropa que vestir y la dependencia a la pareja de turno son algunas de los caminos a seguir para mantener la senda de una niña bien, pero ¿a qué costo?
“Greener Grass” (Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe, Estados Unidos, 2019)
“Greener Grass” retrata la enemistad entre Jill (Jocelyn DeBoer) y Lisa (Dawn Luebbe), dos madres suburbanas que compiten constantemente entre sí, a medida que sus hijos resuelven sus diferencias en el campo de fútbol. Sin embargo, alguien está espiando a Jill. Sin entrar en mayores detalles, les aseguro que esta ópera prima escrita, dirigida y protagonizada por la dupla dinámica conformada por Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe es una verdadera oda a la incomodidad como catalizador cómico. Con fuertes influencias de cineastas como John Waters o David Lynch, secuencias de besos innecesariamente largos o escenas mediadas por medio de zoom-outs incesantes enfatizan las cualidades absurdistas de una historia tan bizarra que, simplemente, hay que ver para creer. Recomendadísima para quienes disfrutan de las dinámicas presentes en películas como “Napoleon Dynamite” (Jared Hess, 2004) o experimentos virales como el cortometraje “Too Many Cooks” (Casper Kelly, 2014).
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