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21 noviembre 2024, 20:30 PM | Actualizado | Chile
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Cine en línea: Tres largometrajes clásicos de Kenji Mizoguchi para conmemorar su natalicio

Un día como hoy, en 1898, nació en el distrito de Hongō, Tokyo, el director y guionista Kenji Mizoguchi. Debido al desarrollo de relatos audiovisuales en donde, mayormente, realizaba un comentario social respecto al rol de las mujeres en un Japón que las solía dejar en segundo plano, hoy en día es reconocido por ser uno de los directores más importantes en la historia del cine oriental. Con motivo de celebrar los 123 años desde su nacimiento, en Bitácora de Cine —y con el apoyo de Eyelet Media— les presentamos tres largometrajes dirigidos por Mizoguchi que funcionan tanto como una introducción a su filmografía, como un repaso a algunas de las obras más representativas de su primer periodo creativo.

 

“Osaka Elegy” (Kenji Mizoguchi, Japón, 1936)

Esta película cuenta la historia de Ayako Murai (Isuzu Yamada), una joven operadora telefónica que es acosada en su espacio laboral por Sonosuke Asai (Benkei Shiganoya), su jefe. Ante el tibio apoyo de Sumiko Asai (Yoko Umemura), su poco comprensiva pareja que le transparenta “me gustaría poder hacer algo pero no puedo”, Asako se ve en la disyuntiva de respetar su posición ante el mundo o ceder ante los ofrecimientos de su empleador. A pesar de ser su sexto largometraje, “Osaka Elegy” es considerado por Kenji Mizoguchi el primer largometraje serio en su filmografía y, comercialmente hablando, su primer gran éxito en Japón. En poco más de 70 minutos, el realizador japonés refleja las dinámicas de poder imperantes en el Japón de ese entonces, en donde las jerarquías machistas delimitaban el camino laboral al que una mujer podía aspirar.

 

“Sisters of the Gion” (Kenji Mizoguchi, Japón, 1936)

“Sisters of the Gion” nos presenta la dinámica entre las hermanas Umekichi (Yōko Umemura) y Omocha (Isuzu Yamada), dos geishas que viven el barrio de Gion, Kioto. Si bien las damas de compañía tienen claro que su único propósito es servir a los hombres que las frecuentan, sus posiciones respecto al tema chocan: la experimentada Umekichi afronta su labor de una manera mucho más tradicional, mientras la joven Omocha se cuestiona cómo podría independizarse monetariamente del género masculino. Teniendo conciencia de los roles de género imperantes en este tipo de relaciones, ¿qué cambios se podrían generar en un entorno que cuesta ser subvertido? Para muchos críticos e historiadores cinematográficos, este largometraje es considerado como una pieza de acompañamiento y secuela espiritual de “Osaka Elegy” ya que, además de compartir gran parte del elenco, equipo de producción y ser estrenadas el mismo año, plantea cuestionamientos similares en torno a las relaciones humanas mediadas por el dinero en donde el amor lo obtiene el mejor postor.

 

“The Story of the Last Chrysanthemum” (Kenji Mizoguchi, Japón, 1939)

Situada en el Tokyo de 1885, este relato nos remonta a una especie de detrás de escenas de las vidas de los intérpretes de un teatro kabuki. En esta historia, Kikunosuke Onoue (Shōtarō Hanayagi), el hijo del respetado actor Kikugoro Onoue (Gonjurō Kawarazaki), comienza a darse cuenta que su trabajo actoral es aplaudido únicamente por ser el heredero de su padre o, como menciona uno de los personajes, obras en donde “la reputación de su padre suple su falta de talento”. Otoku (Kakuko Mori), la niñera de los hijos de su hermano, es la única persona que le aclara que los halagos y la aprobación superficial no son suficientes para subsistir; “para la gente es mas fácil el halago que la crítica constructiva”. Considerada una de las obras más emblemáticas en la primera etapa creativa de Mizoguchi, “The Story of the Last Chrysanthemum” plantea qué implica ser un digno sucesor artístico, considerando tanto las aristas familiares como interpretativas en el desarrollo intelectual de un profesional del arte. Siguiendo la línea de los otros largometrajes presentes en esta lista, el realizador japonés presenta una historia en donde una demostración honesta de amor entra en conflicto con las relaciones de poder imperantes, en donde la —eventual— trayectoria de un actor es puesta en juego por un capricho, pero ¿qué tipo de deseo debería ser aceptable para constituir una relación en el Japón antiguo?

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