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| 27/09/2024 | Actualizado 3:41 pm
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Desafiantes

“Desafiantes” (2024): Entre el amor y el tenis

Enmarcada en un complejo triángulo amoroso que se extiende por más de 10 años, “Desafiantes” (“Challengers” en su título en inglés) varía entre un drama de pasión, rivalidad y ambición para demostrarnos que nuestro primer rival siempre somos nosotros mismos. El film se centra en la amistad de dos tenistas profesionales: Art Donaldson (Mike Faist) y Patrick Zewig (Josh O’Connor), cuya relación se ve sacudida cuando ambos se sienten atraídos por la misma chica: Tashi Duncan (Zendaya), una tenista prodigio que amenaza con romper el vínculo construido entre ambos o, de alguna forma, unirlos más.

La puesta en pantalla de Guadagnino es intrigante y cautivadora. Desde los paisajes propios del tenis hasta los planos más íntimos, la historia se entrelaza con una narrativa visual que salta entre el pasado y el presente a través de flashbacks y forwards, entrelazando el tenso partido entre los tenistas con fragmentos pasados de sus vidas, todo bajo la atenta mirada de Tashi. La película hace mucho énfasis en la estética como un lenguaje más, recordando que a veces no es necesario llenar los cuadros con diálogos y que una imagen explica más que mil palabras.

Recientemente, el director comentó en una nota su fascinación por el contraste entre la libertad y la represión. Esta característica se encuentra implícita tanto en “Desafiantes” como en el resto de su filmografía: es evidente que a Luca Guadagnino le interesa abordar en sus films las variadas y complejas cárceles emocionales que las personas se autoimponen y que, muy a menudo, son el producto-reflejo de algún tipo de represión. La humanidad con la que se abordan estas emociones es algo que recorre transversalmente toda su obra.

En el caso de “Desafiantes”, somos testigos de cómo, poco a poco, los personajes se van cubriendo con una armadura que les impide demostrar sus verdaderas ambiciones y deseos: Tashi se refugia en el deporte, Art se refugia en un matrimonio disfuncional, y Patrick en el abandono y en el ideal de volver a ser alguien. Los tres personajes demuestran la frialdad del autocontrol, tanto en el deporte como en sus relaciones. En este sentido, el autocontrol es muy importante; puede darte el punto decisivo en el set, pero también puede hacer que la armadura se oxide hasta el punto en donde sea imposible de quitar.

Al igual que en “Call me by your name” (2017), Guadagnino vuelve a apostar por una historia donde combina el despertar sexual y la adolescencia en relación al complejo umbral que se encuentra implícito entre amistad y deseo. En este triángulo amoroso, todos los vértices se tocan, quedando en evidencia en la emblemática escena del hotel: en la pequeña habitación se explora la atracción que ambos sienten por Tashi, mientras ella contempla lo que los tenistas aún no pueden ver: la inevitable atracción entre ellos.

La película vacila con la confusión propia de los adolescentes. A esa edad, nadie tiene claro qué quiere. “Desafiantes” se toma el tiempo de crear una atmósfera de química entre los dos hombres, pero no termina de explotar del todo, reforzando la idea de represión enfrentada a la liberación. Ambos tenistas estan celosos por no ser elegidos por Tashi, pero tampoco tienen el valor de elegirse entre ellos.

 

Fotografía: Filmaffinity

 

Sin dudas, la interpretación de Zendaya se lleva todas las miradas. Tashi se desarrolla como un personaje de muchas capas que funciona como bisagra entre ambos tenistas y es la única que deja claras sus intenciones desde un principio, aunque como espectadores no queramos creer en esa frialdad. Su motivación es puramente el tenis, el motor de sus decisiones. Esto se deja entrever cuando en su adolescencia, luego de una disputa con Patrick, se lesiona y su prometedor futuro como jugadora se transforma en un futuro como entrenadora. En este contexto, ella elige a Art como compañía emocional, pero no lo hace por amor a él sino por amor al tenis, por el placer de entrenarlo y poder continuar su “relación” con el deporte.

Encasillar al personaje que interpreta Zendaya como “villana” sería banal. La incertidumbre recorre la película y realmente no sabemos si se está hablando de una víctima que intenta salir adelante centrándose en el deporte o de una ‘rompehogares’ que se interpone en una, bastante, fluida relación amistosa, o de ambas cosas al mismo tiempo.

Superficialmente, “Desafiantes” parece ser una comedia romántica típica de dos hombres luchando por el amor de una mujer, pero en realidad trata de dos personas luchando por salvarse, en primera instancia, a sí mismos. El “trofeo” -si se puede llamar así- no es quién se queda con la mujer, sino la reivindicación de ellos como tenistas y personas, de lo que alguna vez fueron y podrían ser.

Hacia el final del film, el tenis se convierte en un baile que muestra a dos personas intentando despojarse de las armaduras que traen puestas para liberarse a lo que realmente sienten. En este sentido, el final de la película no radica en el resultado del partido, sino en la evolución emocional de los personajes.

“Desafiantes” aborda la pérdida de inocencia a medida que los personajes crecen, pero de alguna forma, muestra el deseo de recuperarla. A través de la metáfora del tenis, Luca Guadagnino retrata en un intenso drama erótico la complejidad de las relaciones humanas, una vez más. La cinta está disponible en salas como Centro Arte Alameda, Cine Insomnia y Cinemark desde el 25 de abril.

¡Revisa el tráiler de “Desafiantes”!

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