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03 diciembre 2024, 14:20 PM | Actualizado | Chile
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Entrevista a Dominga Sotomayor: “Me motiva tratar de capturar cosas que se me están olvidando”

Sus películas retratan momentos naturales en base a la memoria, es el pasado visto desde la perspectiva que teníamos antes de la adultez. Una cámara contemplativa que viaja a otra época y que observa las relaciones humanas desde su cercanía e intimidad. El universo de los filmes de Dominga Sotomayor (33) podría ser el mismo de las fotos antiguas guardadas en un álbum familiar, y es que su inspiración viene de ese pasado. La cineasta cuenta que con cada realización que hace se saca capas de encima, y que su última película fue el fin de ese proceso en su filmografía.

Además de realizar películas co-dirige junto a Omar Zuñiga Cinestación, una casa productora chilena enfocada en el cine de autor, con la que ha impulsado y llevado a cabo filmes como “El primero de la familia” (2016) o “Cascos Indomables” (2018), entre otras. Para ella estar en el Festival de Locarno en Suiza era su sueño, y lo cumplió con creces ganando el Leopardo de Oro como Mejor Directora con su tercer largometraje (“Tarde para morir joven”), donde fue la primera mujer en recibirlo entre los 71 ganadores que ha tenido el festival en el que han pasado cineastas como Federico Fellini o Raúl Ruiz.

En la actualidad su mayor ambición está en el desarrollo del Centro de Cine y Creación (CCC), que fundó y que espera estrenar a fines del 2019. Dice que “es un monstruo”, ya que se ha vuelto enorme por el gran equipo que hay detrás, y que a través del proyecto busca vincular a las personas de Santiago Centro al cine. Quiere exhibir ahí películas “que sean necesarias” y que no se ven en las cadenas multisala, manteniendo también una paridad de género en su programación. Será “un cine chiquitito, una galería de arte, un café, oficinas y talleres”, un lugar de encuentro entre productoras y personas que hacen cine con la audiencia y los vecinos del lugar.

Más que con “De Jueves a Domingo” (2012) o “Mar” (2015) -sus películas anteriores- cree que ‘Tarde’ -como llama a su último filme-, está en “el mejor circuito”. Ya que después de Locarno la película ha pasado por más de 40 festivales, algunos de ellos en los que nunca había competido como el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), el de Londres (BFI), y el de Nueva York (NYFF), en Chile su estreno se espera para mayo del 2019.

— ¿Qué pensaste cuando supiste que en los 71 años que lleva el festival de Locarno, eras la primera directora en ganarlo?

— Fue súper loco. De partida, no supe hasta el día siguiente eso. Recibí el premio y alguien en la prensa debió haber gugleado. No sé si fue más emocionante por ser la primera mujer o no. Me llamó mucho la atención, eso sí. Habiendo tantas directoras increíbles que yo admiro para atrás. Me preguntaba: ¿en verdad no hubo otra mujer? Porque la emoción del premio era más allá de ser mujer o no, y que fuera la primera. Fue más bonita la sorpresa de eso. Había un jurado que yo admiraba mucho y que a ellos les haya gustado fue lo más emocionante, lo otro fue un bonus.

Pero de alguna forma sirve. Estas cosas ayudan para darle visibilidad al cine de mujeres también. Se supone que los festivales existen para que de alguna manera se visibilicen ciertas películas que sin estos espacios no se podrían ver. En ese sentido, Locarno ayudó un montón a ‘Tarde’, y ayuda también a que haya un foco en otras directoras mujeres.

— Si bien has dicho en otras entrevistas que no te sientes parte de una camada o agrupación de mujeres chilenas cineastas, desde tu experiencia ¿cómo has visto el progreso en la visibilización del cine hecho por mujeres en el último tiempo?

— Es un mejor momento para las directoras chilenas, o las directoras en general. Es casi un poco cliché, pero ahora todo el mundo quiere conocer el trabajo de directoras mujeres. Es un momento que ojalá sea verdadero, y no sea solo una moda. Toda la historia del cine ha estado protagonizada por hombres, y todo lo que nosotras hemos visto ha sido a través de una visión masculina. Es súper interesante que haya más directoras mujeres. Mis películas favoritas del último tiempo han sido de directoras que me gustan mucho como Toni Erdmann (2016) de Valeska Grisebach o Western (2017) de Maren Ade.

Cuando fui a ver Toni Erdmann no sabía que era de una mujer, Western tampoco. En ese sentido hay algo que me atrae mucho de la perspectiva de las mujeres en la dirección.

— ¿Qué es?

— Debe ser la novedad, la diferencia porque ha sido menos visto. Tampoco me gusta generalizar, me parece que simplifica algo que es muy complejo. Soy de la idea de ir borrando esas definiciones entre lo masculino y lo femenino. Me da lata que se encasille tanto también, que se banalice el tema.

— ¿Cuánto tiempo te tomó realizar Tarde para morir joven?

— El rodaje fueron cinco semanas, filmamos entre marzo y abril del año pasado, y después el montaje fueron seis meses, algo así. Paramos entremedio, pero fue harto tiempo de montaje.

— ¿Esta vez te costó más montar?

— Sí, me costó más que “De jueves a domingo”. Esa película era bien parecida al guión. Y acá era más difícil encontrar un balance en el que de alguna forma se contara una historia, pero al mismo tiempo fuera un retrato colectivo. No teniendo una estructura tan convencional. Tenía muchas ganas de que la estructura misma de la película fuera parecida a la vida de ese lugar. Con esas dispersiones. Que se pudiera saltar de una historia a la otra sin límites. Y eso era lo difícil.

— Decías en una entrevista que al principio Clara era el personaje principal.

— Siempre supe que iba a haber más de un protagonista, pero yo creo que cuando empecé a escribir, Clara tenía mucho más protagonismo.

— Y después quedó más Sofía.

— Sí. Quizá con el tiempo que pasó yo también fui creciendo y cambiando. Eso es lo bonito de lo que pasa con los guiones. Uno parte desde un lugar, pero te termina atravesando cuatro años de vida. Porque desde que tuve la primera idea de este proyecto hasta que se filmó pasaron alrededor de cuatro años.

— ¿Cuándo llegó esa primera idea?

— Fue cuando estaba estrenando “De jueves a domingo”. Fue muy encadenado. Pero fue una idea. Ahora también me pasa, tengo unas ideas muy vagas…

— ¿Para una próxima película?

— (Ríe). Secreto.

Inti Briones. Director de fotografía de Tarde Para Morir Joven.

— ¿Cómo llegaron a la coproducción de Argentina, Brasil, Holanda y Qatar?

— Nosotros sentíamos que le había ido súper bien a De Jueves a Domingo, así que teníamos la esperanza de que fuera más fácil financiar esta película, pero fue súper difícil. Postulamos por tres años seguidos al fondo chileno y siempre lo rechazaban. Tres años. Ahí están los cuatro. Ellos apelaban a distintas cosas, decían que estaba bueno el proyecto, pero no era tan comercial. También pasaba porque era un proyecto desafiante. Uno leía un guión con mil personajes y con un incendio, y decía: “Esta loca qué va a hacer”. Es más fácil verlo que leerlo. O imaginárselo.

Entremedio empecé a producir a amigos, realicé algunos cortos, hice “Mar”. Y fui a Mar del Plata, a un festival. Iba como productora de un proyecto a un encuentro de coproducción, y el jurado de ese encuentro era Rodrigo Teixeira (Productor de Call Me By Your Name, A Ciambra, y The Witch entre otras). Ganamos con el proyecto del que yo era productora y empezamos a hablar.

Le pasé la primera película y el guión de ‘Tarde’ que me pidió y a los dos días me llamó y me dijo: “nos encantó tu primera película, nos encantó el guión, vamos a coproducir y vamos a poner plata desde Brasil”. Lo más difícil en general es tener la primera piedra, teníamos 0 pesos.Y después pudimos cerrar el acuerdo con Argentina y ganamos el INCAA, Holanda nos dio un poco de plata con el Huber Bals, y Qatar en realidad es un tecnicismo, porque ganamos un fondo de post-producción, y ellos te exigen poner a Qatar como país, pero era un fondo, era un premio.

— ¿Cómo ha sido el feedback de esta película con la gente que ha ido a los festivales?

— He sentido súper cálida la recepción. Me ha sorprendido que ha llegado a unos públicos que yo no esperaba. Nunca pensé que iba a ser una película de gusto adolescente. O gringo. Yo esperaba que fuera más como “De jueves a domingo”, que fuera más a Europa, pero en Estados Unidos ha sido la mayor sorpresa. No sé si es por su pasado ‘medio hippie’, o algo ha pasado que hay muy buena recepción y pronto se distribuirá ahí.

— Tu filmografía se caracteriza por incluir niños y niñas ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigirlos y que actúen tan natural en cámara?

— Yo creo que el casting es súper importante. Es clave en un 80% en las películas, o yo me lo tomo muy así. Mi mamá me ha ayudado en las dos películas, ella es actriz y hemos hecho castings no convencionales. O sea, buscando niños que no hayan hecho tele, ni comerciales, ni nada antes. Por eso no tienen la conciencia de la cámara. No están actuando, están jugando, están reaccionando y están siendo lo más ellos posibles en el contexto de la historia.

— ¿A ellos le pasas un guión?

— No, ellos no leen el guión. Hacemos juego, en general trabajamos escena a escena. No es que sea mera improvisación. A veces tienen los diálogos exactos, pero no quiero que los niños tengan la idea entera. O sea, ni siquiera a Demian (Sofía en la película) le pasé el guión completo.

— La película me llevó a recordar a las personas que alguna vez fuimos en algún tiempo de la vida, pero que con los años sentimos distantes por la personalidad y el juicio que tenemos ahora.

— Justamente me interesan los niños por eso, porque todavía no tienen esas estructuras. Me daba mucha curiosidad tratar de conectarme con cómo yo miraba las cosas antes de haberse formateado tanto. Antes de la adultez. Para mí, la película es sobre las tempranas pérdidas de las ilusiones. Por eso el título “Tarde para morir joven”, que era esta sensación de sentirse viejo siendo muy joven. Esta ilusión de la adultez, pero ¿quiénes son los adultos?

A mí me pasa por lo menos ahora que se supone que soy adulta, que nada cambia. Que una sigue siendo igual de frágil, en lo profesional y en lo personal. En lo profesional uno hace una película y te va bien y haces otra, y te va bien, y después tienes que partir de cero. Siempre tienes que partir de cero. Cada historia es un mundo, así como cada relación también lo es.

— Tu memoria juega un papel fundamental al realizar tus películas ¿Cómo es el proceso de recordar y escribir, y qué importancia le das a este elemento en tus realizaciones?

— Te diría que parto más de las imágenes que de la narrativa. Hay imágenes que sé que tienen que ir, entonces se va armando un puzzle. La memoria es súper engañadora, porque hay cosas que creo que eran de verdad, pero al final estoy poniendo cosas que me contaron. Es la ficción también, me gusta pensar que es una mezcla entre recuerdos, cosas bien olvidadas, mal olvidadas, entre ficción que crece entremedio para poder ocupar espacios en blanco. Me motiva tratar de capturar cosas que se me están olvidando.

— ¿Cómo ves el crecimiento de los personajes en la película?

— Todos los personajes tienen una ilusión que se quiebra, y esa es una pérdida de cierta inocencia. Este grupo humano tiene la ilusión de armar un mundo distinto, frente al Chile de esa época. Pero también empiezan a replicar las mismas cosas. Y ahí están las mismas diferencias sociales con sus trabajadores, también se empiezan a cagar entre ellos cuando no hay agua. Y es lo humano. Crecer significa por un lado empezar una etapa nueva con mucha ilusión y al mismo tiempo dejar atrás otra con mucho dolor. Yo creo que la película juega con eso, con aprender a perder.

Una productora francesa me decía: “Es una película de crecer en tiempos difíciles” ¿Y quién no ha crecido en tiempos difíciles? No hay nada más universal. Es verdad, es transición a la democracia en Chile, con personajes súper particulares viviendo en condiciones particulares. Pero la película se enfoca en las relaciones con los padres, en las relaciones entre los niños, entre el primer amor y las primeras decepciones.

— El final de Tarde Para Morir Joven sugiere el cierre de una etapa para sus personajes ¿Para tí también lo fue?

— Yo creo que sí. Fue una película que me atravesó emocionalmente durante harto tiempo. Viví en este lugar y habité la película a través del guión, y en esos personajes. Creo que uno se reconcilia con cosas de uno mismo y de su infancia y de su vida a través de las películas. A mi me pasa eso. También siento que fue el fin de una juventud. No es que no me sienta joven, pero sí me siento mucho más adulta que cuando empecé el proyecto. Creo que todos mis cortos, “De jueves a domingo” y ‘Tarde’ vienen de una misma línea de tiempo. Todo es medio lo mismo. Todas usan muchos materiales personales. Es como si me estuviese sacando algunas capas de encima, como una cebolla con cada proyecto que personalmente ha sido importante para mí.

“Tarde para morir joven” definitivamente es una especie de cierre de ese proceso. Fue un cierre personal, una clausura importante. Una bonita, muy bonita, pero ahora me dan ganas de saltar a algo distinto.

— ¿Tu familia te dice algo por verse reflejados en la pantalla?

— Estaba un poco nerviosa por SANFIC, ya que iban a ver por primera vez Tarde para morir joven. Igual la película está inspirada en el espacio en que yo crecí. Hay mucha ficción. Nadie puede decir “soy este personaje”, mi vida no tiene nada que ver con la de Sofía en algunos aspectos. Es una película más personal que autobiográfica. Es un puzzle de muchas cosas y mucha ficción, y eso para mí es bonito porque la gente que la ve de la comunidad, de mi familia, lo entiende así.

No es un documental. No es tal cual como fue, incluso el espacio parece irreal. Es una ficción en un tiempo y un espacio medio indefinido. Yo tenía un poco de miedo de que la sintieran como una crítica a la comunidad. Que se convirtiera en una crítica evidente de estos padres, malos padres. Eso me daba susto, pero creo que la película observa no más. Observa esas complejidades, desde lo alucinante que es vivir ahí. No es una crítica simplemente, traté de representarlo como la vida misma es.

 


 

Para conocer más información sobre la película “Tarde para morir Jovén”, ingresa a: www.cinestacion.cl/film/tarde-para-morir-joven

Fotografía de portada: Julie Cunnah

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