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FICVIÑA

“El que baila pasa” (2023): No es fácil ser chileno

Me resulta complejo hablar del estallido social después del triunfo del rechazo. Siento que octubre del 2019 no sucedió. Y creo, que esa sensación también se ha manifestado en las obras documentales ya estrenadas sobre este episodio de nuestra historia reciente, tal como “Mi país imaginario” (2022) de Patricio Guzmán o “El efecto ladrillo” (2022) de Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano, por dar unos ejemplos. La emoción que dejan posterior al visionado, es, al menos, extraña. Imágenes anacrónicas con una distancia tal del presente, que resultan incoherentes y sin sentido de pertenencia.

“El que baila pasa” (2023) el nuevo estreno del programa MIRADOC para este 2024. Documental dirigido por Carlos Araya Díaz (“El viaje espacial”, 2019) y producido por María Paz González (“Lina de Lima”, 2019) ofrece una propuesta alternativa a lo visto en el género sobre el estallido social. Sin un ánimo explicativo, entrega un visionado con una capa de ficción pero articulado desde registros ciudadanos de redes sociales. La utilización de ese archivo estimula la memoria de la revuelta, superando el discurso común de la esperanza y la transformación política, abriendo múltiples lecturas interpretativas para el público.

Por otra parte, el documental ofrece una interesante relación con la obra de Raúl Ruiz. El director indicó el modo impulsivo en que comenzó a guardar materiales audiovisuales el 2019, sin un propósito u objetivo cinematográfico definido. Y cómo ese archivo se transformó al encontrarse con “Cofralandes” (2002). El descubrimiento de esos procedimientos de lo disperso, permite explorar con libertad esos registros de la revuelta, ofreciendo una conexión de elementos que decantan en una propuesta con un toque ruiziano, con humor y absurdo.

De este modo, nos encontramos con una obra tan collage audiovisual, como ensayo poético que, por una parte, reivindica la estética del registro ciudadano en redes sociales y además, logra ofrecer una narrativa que supera las lecturas polarizadas e ideológicas, en torno al estallido social. 

“El que baila pasa” no solo toma ese controversial modo de protesta para nombrar el documental, sino que también desde fragmentos que no lograron la viralización, ofrece un estudio o aproximación a nuestra identidad. Algo que el director ya había desarrollado en su obra previa (El viaje espacial, 2019). En esa ocasión, desde un espacio común, escuchamos testimonios y voces de chilenos. Ahora, desde sus grabaciones y registros, nuevamente encontramos antecedentes para dilucidar o intentar comprender algo de nuestra identidad. En particular, un episodio de nuestra historia reciente aún en tensión.

Es indudable que mucho se ha dicho y se seguirá hablando de octubre del 2019. Este no será el último documental. El cine suele ir tras los eventos históricos. Estamos a 5 años de ese episodio y recién comenzamos a ver las primeras obras cinematográficas que narran esa memoria. Chile despertó, pero luego decidió hibernar. Raúl Ruiz en su “Telenovela errante” señala que “si te portas mal en esta vida, en la otra vida te conviertes en chileno”. Nuestra historia e identidad en momentos resulta tan compleja de comprender, que se valoran estos esfuerzos creativos por relatar lo inexplicable. Es que no es fácil ser chileno.

“El que baila pasa” (2023) de Carlos Araya Díaz, distribuido por el programa MIRADOC, disponible en salas de cine nacionales desde el 13 de junio.

¡Revisa el tráiler de “El que baila pasa”!

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