Fabián Pino, director de “Marea Muerta” (2021): “Una cultura sin arte es una cultura sin cuestionamientos”
“Marea Muerta” (2021) es uno de los cortometrajes destacados exhibidos en la pasada edición de SANFIC, en donde participó de la Competencia Cortometraje Talento Nacional. La cinta cuenta la historia de un hombre lidiando con la muerte de su esposa desde su cabaña en El Tabo, haciendo del mar no solo parte de su historia sino también de su pasado más tormentoso y su presente más reflexivo.
Conversamos con Fabián Pino, escritor y director del cortometraje, quien nos contó cómo es el viaje de un cineasta emergente para instalarse en un festival tan importante como SANFIC y qué es lo que vive en la mente de un creador, a través del impulso de buscar cómo aterrizar ideas para contar historias en un formato corto.
– ¿Cómo nace la historia contada en “Marea Muerta”?
La historia nace de una experiencia muy personal. Es la primera vez que profundizo en los motivos que la gatillaron. Sufrí la pérdida de un familiar hace 7 años atrás, él era una persona muy cercana para mí y su muerte me generó gran preocupación por su padre, quién ya había sufrido la muerte de su esposa muchos años antes. Su vida giraba en torno a cuidar a su hijo y era un motivo de mucha pena, pensar en cómo iba a seguir viviendo en su soledad y su pena.
Si bien no tiene nada que ver [con el cortometraje], las películas no tienen porqué ser una copia fiel de la vida…y esta historia se sigue tratando de un hombre que tiene que seguir viviendo., tiene esa inspiración en un dolor profundo y personal.
– La narrativa audiovisual está llena de contrastes; ¿Cómo lo hiciste para estructurar aquella narrativa llenándola de ese tipo de elementos?
Cuando partí con esta idea, empezaron a venir imágenes a mi mente, gatilladas por la pena que sentía. Quería firmar un hombre mirando, un contraplano del mar y un plano de ese hombre entrando al mar; ese era mi corto.
Después de escribirlo pensé que le faltaban un montón de cosas para entregarle una narrativa. Aparecieron elementos como el bosque, que representa un lugar en el que uno se puede perder, siempre he pensado que cuando uno entra a un bosque, sale distinto a cómo entra. Con nuevos aprendizajes tal como una película, pensé que no quería contar una historia lineal sino contarla a través de símbolos narrativos..
– Con respecto al financiamiento y los elementos narrativos que van de la mano como la botella de vino que toma el protagonista en un momento de reflexión; ¿Vieron la oportunidad de financiar la producción a partir de esos elementos o están ahí directamente con ese motivo?
Ya que esta fue una coproducción chilena-argentina, tuvimos una crew dividida 50/50 entre ambas nacionalidades. Ellos son de Mendoza entonces tenían contacto con unas viñas que financiaban proyectos culturales y estaban muy interesados en incorporar esos elementos.
Fue una película hecha con mucho amor e intención y cuando las cosas se hacen de esa forma, suceden. De esa forma, conseguimos cosas impresionantes. A pesar de todo, se sufrió bastante por no tener un financiamiento más potente.
– La actuación de Erto Pantoja es de un registro muy amplio, desde un lamento muy pronunciado hasta expresiones sutiles de dolor; Viéndola hoy, ¿Cómo te sientes al verla?
Cuando empecé a visualizar al personaje, pensé en Erto Pantoja inmediatamente, tenía que ser él. Estoy muy agradecido por su profesionalismo, nos juntamos muchas veces a leer escena por escena, a conversar.
Para mi, es muy importante el ensayo y la conversación con el actor, buscar qué aspecto personal pueda hacer que las emociones surjan de manera natural en el actor. No podíamos hacer las escenas más potentes tantas veces, entonces teníamos mucho cuidado de no fallar y de tomar lo que nos entregaba. Trabajar sin hablar e ir expresando cosas en sus movimientos son totalmente de él. Al momento de filmar, él sabía lo qué tenía que hacer y fue fácil llegar a los puntos exactos porque Erto lo lograba bastante bien.
– Ya siendo un participante; ¿Qué opinión tienes del cine chileno y el momento en el que se encuentra?
Siento que el nivel del cine chileno es alto. Nunca se ha estancado y ha ido creciendo siempre en calidad de producción. Hemos visto como Fábula se ha instalado en el mercado internacional y hace más de 10 años que lo ha hecho en festivales europeos y premios como los Óscar, me gustaría que hubiera más variedad, más para quejarse y más para sentirse orgulloso.
La gente se queja de los garabatos, de los desnudos, de que se hace mucho cine político siendo que el cine como expresión de arte se debe a un contexto histórico.
Siento que es necesario que se haga cine político y ojalá se haga más de ese cine desde todos los sectores. Tenemos exponentes importantes en el mundo como Raul Ruiz, Patricio Guzmán, Lelio, Vice y hay mucho más en el underground. Somos muchos más los que queremos lo mismo así que aguante el cine chileno.
– En función de eso; ¿Te consideras capaz de disfrutar una producción bien hecha con una visión contraria a la tuya en distintos aspectos?
Hay momentos en la vida en la que uno puede tomar una decisión y criticar otra, y en el arte eso es justamente lo que tiene que pasar. Es bueno que te digan “no estoy de acuerdo con tu planteamiento”.
Cuando uno postula un guión, uno escribe las motivaciones del director dando un punto de vista sobre su historia. Una cultura sin arte es una cultura sin cuestionamientos, y son pocos los espacios que tenemos para detenernos a pensar y analizar cuando el arte es el que te propone eso.
Todas las obras tienen algo que te puede dejar pensando, pero cuando una obra tiene que ver con la contingencia es por algo. No creo que haya que criticar la densidad de la escena sino preguntarse por qué estamos hablando tanto de ciertas cosas. Nos falta discutir más.
– ¿Cómo has sentido la recepción del cortometraje habiéndo tenido la oportunidad de verlo con más gente en SANFIC?
Desde pequeño quise ser un cineasta y lo veía como algo imposible. “Marea muerta” forma parte de un camino en el que hubieron muchos cuestionamientos y el cortometraje termina siendo un hijo que uno protege hasta el punto de que costara mucho mostrarlo por primera vez. Pero la avenida de los miedos y prejuicios hay que cruzarla, somos una sociedad muy castigadora, que se ríe de los que resaltan.
Se la mostramos primero a amigos y familiares, recibiendo buenas críticas y opiniones. Obtuvimos buenos comentarios en la avant premier en la que nos incluyeron por una buena opinión sobre el cortometraje.
Luego, el haber sido seleccionado para participar en SANFIC fue una confirmación y una respuesta. Si fui seleccionado en un festival de esa categoría, significa que lo que hicimos no puede estar mal.
Creo que la gente ha disfrutado ver lo que hicimos, durante la proyección, no se paró nadie de la sala y estoy más que satisfecho. Todo lo que venga para adelante es ganancia. Nunca pensé que iba a llegar a este punto y estoy feliz.
Revisa aquí el trailer de “Marea Muerta”, partícipe de la última edición de SANFIC