“La Sustancia” (2024): La falsa satisfacción de lo efímero
Desde su origen, el cine ha servido como herramienta para plasmar los imaginarios de la mente humana en función de transmitir un mensaje. Cada historia se desarrolla acorde al contexto social de determinada época, dando pie a una experiencia sensorial, emocional y hasta física que no necesariamente debe apegarse a la moral.
El body horror, subgénero del horror, se basa en alteraciones del cuerpo humano, intencionalmente grotescas y gráficas. Puede tratarse de la destrucción del cuerpo mismo, o no, y busca provocar e impactar a quien lo observa. A pesar de ser un género inusitado, existen obras que lo ejemplifican de manera excepcional y su mensaje traspasa lo superficial, como la reciente película de Coralie Fargeat.
Consentida de la crítica en la pasada edición de Cannes, “La Sustancia” (2024) es una sátira que no somatiza y procura encarnarse específicamente en nuestra espina dorsal. Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una estrella del espectáculo en decadencia, es víctima de un accidente que la lleva al consumo de una sustancia que promete crear una versión más joven, más hermosa y más perfecta de sí misma, dando vida a Sue (Margaret Qualley). Las reglas son simples: Su usuario debe respetar un intervalo de siete días para cada una, estrictamente. Elisabeth, decidida en volver al estrellato, se enfrasca en una espiral de desenfreno que termina por carcomerla.
Su tono, ocasionalmente comédico, deriva en una experiencia más digerible, obviando su excesiva, pero necesaria, puesta en escena. Sin escrúpulos, su directora plantea la cosificación del cuerpo femenino en la industria del entretenimiento y cómo esto influye en el público masculino. Comprendemos la presión ejercida hacia las mujeres en un rubro que se caracteriza por resaltar y enaltecer figuras delgadas, jóvenes y de ciertas proporciones. De manera casi caricaturesca y en afán de ridiculizar el machismo, presenta personajes ambiciosos e imbéciles creados en base a costumbres o actitudes sexistas.
“La Sustancia” nos lleva por un vaivén emocional con fines reflexivos sobre la idealización del cuerpo femenino, la vejez y el amor propio. Sin embargo, a diferencia de otras películas que cubren temáticas alineadas al body positive, su mensaje va directo y busca impactar e incomodar a través de lo explícito. Disecciona la violencia y, con ingenio, la encaja armoniosamente a un humor absurdo, desencadenando un espectáculo de ironías y sangre.
La película anhela con ansias poner a prueba a sus espectadores. Se preocupa y, a la vez, se descuida de nosotros, como si quisiera expandir nuestros límites emocionales y nuestra capacidad de tolerancia. Esta agonía visual se complementa con una luminosa paleta de colores y una exquisita fotografía que relumbran su naturaleza excéntrica e inquietante. A favor de ella, ofrece una narrativa de fácil comprensión que se contrasta con una visual gráfica y carente de sutileza. La elección de planos que hipersexualizan y denigran a sus personajes sustentan la ironía mordaz que Fargeat ejecuta eficazmente.
Este body horror en su máximo esplendor, con fuertes influencias de Stanley Kubrick, Pascal Laugier, Julia Ducournau, Gaspar Noé y, sobre todo, David Cronenberg, se consagra como la película más impactante y grotesca del año. Eludiendo la polémica generada por su particularidad, la enfermiza obsesión por la eterna juventud es una problemática que, por redundante que sea, sigue latente en una sociedad que busca aprender de sus errores. Extendemos equívocamente el ciclo natural de nuestras vidas, influenciado por cánones de belleza irreales que sólo nos llevan a la insatisfacción de nuestros cuerpos. Acojamos cada arruga, estría o canicie que aparezca y aceptemos el paso del tiempo como algo natural. A veces, solemos estar tan preocupados por satisfacer al resto que nos olvidamos de nosotros mismos. Sólo déjate llevar por esta experiencia única y piensa en quién eres una vez que hayas dejado la sala de cine.
Si no quedó claro, advierto que las imágenes vertidas durante toda la película son extremadamente gráficas y pueden herir sensibilidades.
“La Sustancia” (2024) de Coralie Fargeat sigue disponible en salas y prontamente llegará al streaming MUBI.