«Pedro Páramo» (2024) de Rodrigo Prieto: Una Comala literal y reducida
La literatura latinoamericana le debe mucho a Juan Rulfo y “Pedro Páramo”. Mezclando realismo mágico, una estructura narrativa compleja y no cronológica, un comentario crudo y perspicaz sobre el nacionalismo, la Revolución Mexicana y la perversión del poder y el alma humana, entre otros elementos, la historia del tirano Pedro Páramo y la melancólica Comala sigue resonando en nuestra memoria colectiva, incluso muchos años después de su publicación.
La emotiva y melancólica pluma de Rulfo, que se pasea entre el gozo de la vida y los pesares de la muerte, ha influido en múltiples relatos posteriores presentados en todas las formas de arte, y su vigencia persiste tras el estreno de su más reciente adaptación cinematográfica, distribuida por un titán mediático del streaming como Netflix. Comala no se deja olvidar, y ahora busca llegar a nuevas audiencias, por lo que sólo queda pensar: ¿Cómo es representada en la pantalla grande la pluma de Rulfo?
“Pedro Páramo” (2024) es un largometraje mexicano de fantasía, drama y terror. La cinta dirigida por Rodrigo Prieto, fue producida por Woo Films y Redrum, distribuida por Netflix y estrenada el 12 de septiembre en la plataforma de streaming. La película es una adaptación directa de la novela homónima de 1955, escrita por el mexicano Juan Rulfo.
La cinta narra paralelamente las historias de Juan Preciado (Tenoch Huerta) y Pedro Páramo (Manuel García-Rulfo). Preciado es un hombre que, tras una promesa hecha a su madre antes de morir, visita Comala, un pueblo desértico y abandonado donde hace muchos años vivió Pedro Páramo. Durante su estadía aprende sobre la historia de su padre y convive con espíritus condenados por la violencia, corrupción y rencor de Páramo, quien, para quedarse con la mujer que amó y el poder de Comala, cometió asesinatos, sobornos, violaciones y chantajes que acabaron con la prosperidad del pueblo y la alegría de sus habitantes.
Gran filmación, sin embargo…
La experiencia previa de Rodrigo Prieto como director de fotografía es evidente, ya que “Pedro Páramo” está bellamente filmada. Prieto muestra a Comala como una tierra lánguida, afligida y abandonada, a través de una cinematografía oscura, escenarios espaciosos y sonidos tenues, de manera cohesiva por cómo es expuesta por Juan Rulfo en la novela original. La pena de Comala es complementada con elementos cinematográficos característicos del cine de terror, que, si bien estaban narrativamente presentes en la obra de Rulfo, en la cinta son abordados desde el horror psicológico y la perturbación de los espíritus, con una atmósfera tétrica que se enfoca más en el miedo sentido por Juan Preciado al visitar el pueblo, que en el pesar emocional de las almas en pena.
La representación cinematográfica y escenográfica de Comala está muy bien construida, pero no todo en la cinta es perfecto. “Pedro Páramo” carece del impacto emocional del material en el que está inspirada, principalmente por una narrativa que, dentro de su atemporalidad cronológica, tiene una estructura más tradicional, en comparación con la novela, por lo que sorprende menos al espectador. Esto también ocurre por la duración de la cinta, que fuerza a que algunas partes de la historia (sobre todo ciertos sucesos de la vida de Pedro Páramo) deban ser desarrollados más rápidamente que otros, lo que, a diferencia del libro, que a través de la pluma de Rulfo construía su narrativa de manera lenta, descriptiva y envolvente.
Esto tiene como consecuencia que los actos violentos e insensibles que efectúa el protagonista para llegar al poder no sean tan expuestos, por lo que no se muestra al personaje como alguien cruel y desalmado a niveles omnipotentes, a diferencia de la construcción de personaje que se hace en la novela. La actuación de Manuel García-Rulfo (más sutil y sensible) aporta a esta visión más humana del personaje, diferente al enfoque villanamente emocional que utiliza el libro. El impacto de otras premisas también se ve afectado por su tiempo de desarrollo, por ejemplo, en la película no se desarrolla sino circunstancial y superficialmente la Revolución Mexicana, tópico que en la novela toma más peso por la cruda representación y comentario sociopolítico que hace Juan Rulfo sobre el período histórico.
La complejidad de la adaptación literaria
De todas formas, hay que comprender lo difícil que es adaptar un libro tan abstracto como “Pedro Páramo” a una estructura cinematográfica. Al fin y al cabo, la pluma de Rulfo era la que dotaba a Comala de su soledad y sofocante pena, y a Pedro Páramo de su insensibilidad y perturbada moral. Cumplir con estas mismas evocaciones es distinto con un lápiz limitado sólo por las hojas que con una cámara, actuaciones y sonidos limitados por un formato cinematográfico. Para cumplir con la tarea, la película hace una adaptación literal, hasta el punto de que la narración y diálogos también son todos estrictamente extraídos de la novela, lo que es una decisión que puede condicionar qué tan bien se adapte, ya que en este caso, los diálogos condicionan el impacto y la credibilidad de algunas actuaciones.
A pesar de todo esto, “Pedro Páramo” funciona bastante bien si consideramos lo difícil que era adaptar el material original, abstracto, influyente y complejo en sus mensajes y estructura. La película no inventa nada nuevo ni reinterpreta su historia, y la narrativa sí se ve afectada por el poco desarrollo de algunos acontecimientos y personajes, pero su cinematografía, ambientación, banda sonora, aspectos técnicos y buena dirección hacen que verla construya una experiencia envolvente. Es interesante ver a Comala, una tierra abstractamente imaginable según la prosa de Rulfo, en la pantalla grande, aunque sea de manera literal y reducida.
“Pedro Páramo” de Rodrigo Prieto se encuentra disponible en la plataforma de streaming Netflix.