Llegar a Marte: Petit Frère

En tiempos de Elon Musk y viajes pagados a Marte a la vuelta de la esquina, la migración pasa a entenderse como un fenómeno complejo: por un lado, la vía de escape a las crisis humanitarias en el tercer mundo, y por otro, como alternativa a la emergencia planetaria; como la única esperanza en el horizonte ante el colapso global, encarnada en un viaje sin retorno al Planeta Rojo.

De esta metáfora se cuelga Petit Frère, una película codirigida por Roberto Collío y Rodrigo Robledo, a través del relato de Wilner Petit-Frère, un inmigrante haitiano que observa y plasma en un boletín impreso, noticias de interés para sus compatriotas, residentes en Santiago. Chile acá aparece como el planeta explorado y los haitianos como cosmonautas.

Se trata de una imagen que parece tener sentido de buenas a primeras, pero el uso de la cámara como un recurso poético hace que la experiencia se agudice. Hay tomas subjetivas y enfoques desde ángulos inferiores que llaman a empatizar con la desorientación del día a día de alguien que vive en un lugar que le es ajeno, a veces por completo.

También hay una mirada desprejuiciada a la comunidad haitiana. No hay paternalismos ni estereotipos, sino más bien un retrato de un momento. Y aquí es donde Petit Frère cobra fuerza, con imágenes altas en contraste: como los haitianos que poco a poco comienzan a vestirse, comprar, y hablar como chilenos; o como la épica de quienes mandan videos para postular a un viaje a Marte frente a la épica de los haitianos en un trámite del registro civil.

La cinta recurre a contrastes extremos para romper con la obviedad de la inmigración en Chile. En la imagen del haitiano como parte del paisaje y del folklore está también la omisión del viaje a ese Marte de Sudamérica, que Petit Frère hace palpable.

Próxima Exhibición:

Festival de Cine Chileno FECICH / Muestra Cosecha del año