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Tana Gilbert

Tana Gilbert, directora de “Malqueridas”: “El auto registro que las madres generan de sus hijos dentro de la cárcel toma una voz política”

“Malqueridas” es el primer largometraje en la carrera de la directora Tana Gilbert, un documental que se estrena en salas del país este jueves 16 de mayo a través del programa de distribución Miradoc. En la cinta se genera un relato sobre las maternidades dentro de las cárceles de mujeres en Chile a través de un formato vertical de imágenes de archivo, el cual fue generado por los teléfonos de las mismas reclusas. 

Desde sus inicios en el cine, Tana se ha interesado por retratar problemáticas sociales y las cosas que la rodean. En 2015, en su segundo año de la carrera de cine en la Universidad de Chile, por una oportunidad académica realiza su primer cortometraje “Descansa Zulema” (2013).

La obra recibió el premio a Mejor Cortometraje Documental Nacional en FEMCINE 2013, consolidando el interés de la directora por retratar los cuidados, maternidad y el rol de la mujer en la familia chilena, a través del cine documental. Continuó con otro cortometraje, “Sigo acá” de 2017, para luego estudiar un magíster en cine documental en la Universidad de Chile.

A raíz de sus nuevos estudios comienza la recreación de un material íntimo a nivel personal: “Ninguna Estrella” (2022), una obra que se lleva a cabo gracias al archivo generado por su suegra, quien durante 15 años documentó de manera casera a su familia. 

Este documental es un trabajo que muestra la crianza y, a través del desarrollo de su historia, se entrelazan discusiones sobre maternar, la mirada de Tana siendo una madre joven y la de su suegra que le entrega todo este material. En paralelo a este corto, comienza la investigación de su primer largometraje: “Malqueridas”.

La cinta debut de Gilbert obtuvo un histórico reconocimiento en la Semana de la Crítica en Venecia el 2023, además de otros premios en festivales nacionales. Hablamos con la directora sobre los desafíos de producción de su ópera prima y cómo esta se ha convertido en una voz política para las mujeres privadas de libertad.

 

– ¿Cómo fue que llegaste a esta idea de retratar a las mujeres privadas de libertad y su maternidad dentro de los centros penitenciarios? ¿Cómo descubriste todo este contenido?

“Hace 7 años, mientras navegaba en Facebook por alguna razón, mi algoritmo se alteró y me mostró el perfil de una mujer privada de libertad llamada Cristal, ella tenía apenas 18 años y un recién nacido. Quedé impactada por una foto que tenía con su niño, esta mujer que besa a su hijo baja una pequeña luz, lo que me llevó automáticamente a querer convertir esta imagen en una película, de hecho es la imagen que da inicio a la película y también la del póster. 

Con Paola Castillo, la productora, comenzamos a investigar sobre este mundo y descubrimos más perfiles y más archivos de mujeres en prisión, lo que despertó mi interés por la maternidad en las cárceles. En la investigación llegamos a la ONG Lea Sur, con la cual comenzamos a trabajar y me dio la oportunidad de asistir a un taller de derecho penitenciario en la cárcel de San Joaquín, la prisión de mujeres más grande del país, donde ahí comenzamos a entrometernos y tuvimos la oportunidad de ir a una Navidad de los niños y conocer mejor a esos hijos y madre del centro penitenciario. 

En ese momento fue cuando decidimos iniciar el proyecto y nos “enrolamos” con algunas mujeres, término que se usa cuando uno se “inscribe” para estar en el registro de visitas de las personas privadas de libertad, ya que no queríamos vincularnos institucionalmente con Gendarmería, sino establecer relaciones personales con las mujeres como visitantes. Sin embargo, la pandemia nos impidió continuar estas visitas, deteniendo temporalmente el proyecto”.

Malqueridas

Imagen del póster de “Malqueridas” al cual la directora hace referencia.

– Con respecto a la pregunta anterior, me gustaría saber cuál fue el móvil de la investigación, ¿Primero llegaste a las cárceles y ahí descubriste el mundo de la maternidad o primero fue la maternidad y luego entraste a las cárceles?

“La maternidad, pero no solo la maternidad realmente, creo que hay dos cosas de “Malqueridas” que son importantes de conversar, una tiene que ver con las posibilidades de maternar dentro de la cárcel y, por otro lado, el archivo, el auto registro, creo que es el punto del lenguaje donde entra y también nace la película. 

En el fondo cuando registramos nuestro entorno, aunque sea a través de un celular pixelado de mala calidad donde la imagen es canónicamente fea, lo que está haciendo esa persona o nosotros mismos cuando registramos es representarnos, y esa representación en el fondo es una resignificación del espacio de lo que nos rodea, dándole sentido. Entonces cuando eso ocurre dentro de un espacio como la cárcel, donde estás conviviendo los primeros días y meses de vida de tu hijo o hija, entendiendo que ese niño o niña luego no va a estar, es cuando el auto archivo se vuelve mucho más político y poderoso. 

Decir “voy a registrar lo que me queda con esta personita, pero no importa si me estoy arriesgando a que me quiten el celular, que me quiten las visitas o alguna celda de aislamiento”. Reflexionar en lo que implica esa maternidad, pero también lo que implica ese registro, fue uno de los grandes móviles de la película”.   

 

– En el momento que ya existía el argumento, ¿Cómo fue la recolección de material?, las ideas principales o los primeros borradores de guion, ¿Siempre fueron con la idea de material audiovisual y voz en off, cuando se reafirman que este formato es posible y porque? 

“Tuvimos varias instancias para pensar bien cómo construirla y con mucha libertad también. En algún momento, sabíamos que estas imágenes estaban prohibidas, por lo que el primer teaser de Malqueridas es una puesta en escena de distintas mujeres que estuvieron privadas de libertad. En un momento también fuimos a grabar a los hijos de Karina (voz en off que relata la película), grabamos a otros niños que estaban afuera y conversaban con sus madres privadas de libertad. 

Algo interesante es la construcción de la película, porque los orígenes de este material es de más de 30 personas, el relato de la voz en off también, es una construcción colectiva. Lo que hicimos en la primera etapa, fue conocer a varias mujeres y luego de eso conseguimos el financiamiento para empezar a hacer las entrevistas más formalmente.

En la segunda etapa fue cuando conocimos a Ana Cabrera, que es la productora de archivo de la película, quien nos ayudó a ordenar y darle una bajada a todas estas grandes conversaciones. Alejandra Díaz es también productora de archivo e investigadora de esta etapa, y fue la que tuvo la mayor cantidad de conversaciones, porque yo ya conocía a casi todas las mujeres, entonces iban a asumir que sabía ciertas cosas, por lo que Ale vino a ordenar el engranaje para que volvieran a contar todo de nuevo.

Gracias a eso, comenzamos a ver cuáles eran los hitos que se repetían en la vida de estas mujeres, así fue como definimos que una parte de la película era el mostrar esta maternidad biológica, pero ahí también notamos que existían más acontecimientos que marcaban estos cumplimientos de condena. 

Por ejemplo, muchas de ellas habían perdido a sus hijos, fue una discusión bien importante respecto a si representarlo o no, porque nos dimos cuenta de que había historias muy fuertes. Decidimos rescatar alguna historia que no fuera tan reciente, donde haya habido un periodo de reflexión y de bajada, por eso utilizamos la historia de Jessica, la madre de Luchito, ella había perdido a mucha gente de su familia y Luchito fue el primero.

Entonces nos dimos una vuelta larga para confirmar que la película era posible a través de todo el archivo, fue una difícil decisión, ya que queríamos tomar todos los resguardos y comprometernos con lo que estábamos trabajando, porque es una temática compleja en muchos términos. Deseábamos que la película se convirtiera en una herramienta, dándole valor a la cantidad de material audiovisual que tenían estas mujeres y para que se entendiera que esto fue un trabajo colaborativo en todo sentido”.

 

– ¿Cómo lograste que las mujeres conversaran contigo y pudieran confiar en ti para entregarte el material audiovisual?

“Hay que entender las relaciones en el cine a largo plazo y lo que más nos costó era poder no generar expectativas y al mismo tiempo no generar temores, porque ellas estaban acostumbradas a que fuera la televisión a registrarlas y que quedara la embarrada. 

En TV abierta se suele retratar a las mujeres en la cárcel como delincuentes, entonces había una desconfianza en ese lado. Muchas veces me pasó que no comprendían bien el formato y me preguntaban “¿Cuándo va a salir este reportaje?”, y les tenía que explicar que esto era una película, los tiempos del cine son distintos. 

Nosotras venimos de una clase social distinta, más allá de que mi papá estuvo privado de libertad y que yo no vengo de un mundo con muchísimos privilegios, me pasaba que yo también estaba en la universidad, tengo apellido Gilbert, entonces un desafío personal fue pensar cómo me relaciono con este mundo de mujeres que nacen en un contexto de pobreza y que realmente desde que nacieron tuvieron muchas chances de estar en la cárcel, ya que es un problema estructural en Chile. 

Desde los inicios de la investigación de la película lo que queríamos era hacer ver esa diferencia, entenderlo de una manera mucho más honesta y más horizontal, ya que yo cargo con esto, no soy trabajadora social ni soy carabinera, solamente soy una cineasta que quiere hacer una película sobre esto, a través de relaciones humanas.

Es muy frágil también la forma en la que ellas han visto y han confiado en el resto de la red de apoyo, nosotras nos volvimos una figura media extraña, que estaba ahí siempre disponibles cuando ellas quisieran conversar, y de eso había mucho, por lo que no fue tan difícil en ese sentido. Fue super fuerte y muy importante también tomar este rol de apoyo porque cuando hacemos cine necesitamos tener vínculos humanos, sino no funciona y eso se siente en la película”.

 

– ¿Cuáles fueron algunas de las mayores dificultades del proyecto? ¿En ningún momento sentiste miedo de que te descubrieran y borraran todo? ¿Nunca tuviste algún problema legal?

“No era ilegal en ese momento, cuando nosotras partimos y decidimos hacer la película nos asesoramos mucho, con abogados expertos en derecho de imagen y propiedad intelectual, ya que ellas son creadoras de sus imágenes, la película comparte el crédito de eso, nosotras no creamos esas imágenes las crearon otras personas y ellas cedieron sus derechos como autoras. 

Además de eso, empezamos a investigar para poder comprender cuál era el estado legal del registro de estas imágenes, en realidad era solo un protocolo interno de gendarmería que prohibía el registro dentro de la cárcel con cualquier dispositivo, no solamente estaba prohibido el celular, sino también las cámaras, todo lo que generara imagen. 

Nosotras nunca provocamos que ellas usaran más celulares, estos ya existían y lo que empezamos a hacer fue funcionar como una especie de banco de archivo. Ellas nos iban enviando registros y los guardábamos, pero también descargábamos todo de sus perfiles de Facebook, nos volvimos su biblioteca y hasta el día de hoy ellas lo saben y a veces nos piden el material”.

 

– Dentro de una mini cápsula comentaste algo que me gustaría que ahondáramos: “La posición política respecto al cine”. No pongo en duda que tu película tiene un poder político gigante y que el cine siempre tendrá la capacidad de poder mostrar y hacer política, gracias a la pantalla y el sonido, ¿Cómo crees que esta película puede ayudar a las políticas en el país? ¿Cuál sientes tú que es el aporte de “Malqueridas” a Chile?

“Cuando estamos trabajando con un lenguaje y estamos decidiendo contar algo, en el fondo estamos utilizando las herramientas cinematográficas para decidir cómo contar y de qué manera y eso ya es muy político, en el fondo estamos entregando la mirada que tenemos sobre el mundo, por lo que creo que ya el cine de por sí es político. 

Creo que “Malqueridas” es una película que sí puede transformarse en una especie de herramienta para el cambio social, el cine mismo puede servir como una forma de discusión y lo que pensamos desde el inicio de la película era ver cómo construir una campaña de impacto social. 

Esto también se da gracias al formato documental, que nos entrega temáticas que pueden generar la instancia de dialogar sobre estos problemas actuales y también pensar como hacer para que esta problemática que plasmamos tenga un impacto más allá de la discusión cinematográfica.

Por ejemplo, nos preocupamos muchísimo de que las primeras personas que vieran la película fueran ellas, y cuando hicimos esta primera proyección antes de irnos a Venecia para mí fue la primera acción de la campaña impacto, porque ellas son las creadoras de las imágenes, son sus experiencias, sus propias vidas. Entonces hicimos una proyección especial cerrada en la sala CEINA del Centro de Arte Alameda y fueron muchas de las chicas con sus familias, fue muy hermoso porque nos dimos cuenta o reconfirmamos lo importante que es la red de cuidados que existe fuera de la cárcel y que soporta la cárcel. 

Fueron las hermanas, las mamás y las abuelas, ahí es cuando uno se da cuenta de que quien está privado de libertad no solamente sufre la cárcel, sino que también la padece toda la familia o todos quienes cuidan desde afuera. Yo creo que hay algo que tiene que ver con cómo apoyar más a la comunidad misma con la que trabajamos, fortalecer ciertos aspectos que están muy debilitados, como por ejemplo la reinserción laboral”.

Malqueridas

Karina, voz en off de “Malqueridas” emocionada junto a Tana Gilbert.

– La película no solamente representa a las madres, sino también a los hijos. El poder de las imágenes y del cine es que perduran para el futuro, niños que serán grandes y se pueden sentir representados, ¿Cómo sientes que esta película pueda ayudar a nuevas generaciones de hijos con madres privadas de libertad?  

“Creo que, en general, nos cuesta mucho la transición de poder comprender que tu madre es una mujer, que tiene sus propios deseos y que tiene sus propias expectativas sobre la vida, que es solamente ser madres. Entonces creo que ahí hay un punto que me parece súper importante que quizás niñas y niños que después van a ser adultos, van a ver esta película y podrán comprender un poco más a sus madres como mujeres. 

Es un ejercicio difícil y es complejo, por eso era uno de mis objetivos en el fondo, era deambular en esta lógica del cuidar maternal y al mismo tiempo del querer ser mujer, pasarlo bien, el goce, el deseo, cosas que necesitamos todas las personas incluso estando privadas de libertad”.

 

– Malqueridas se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Valdivia, donde las salas se llenaron hasta el último día, ganando el Premio del Público, al recibir el galardón, suben al escenario todas con sus hijos. Quería que comentaremos un extracto de ese momento y lo que dijo Karina: “Esperamos que se sientan totalmente representadas aquí y decirles que lo hacemos con mucho orgullo, mucha emoción y que somos mujeres, vamos a salir adelante, no importa la adversidad, que por más que se siga estigmatizando a la persona después de cumplir su condena, se puede, que hay hijos que valen la pena”. Con esa frase me gustaría preguntarte ¿Cómo están en la actualidad las chicas que protagonizan la historia?

Las chicas están bien, pero la vida lamentablemente va en paralelo a los premios de los festivales y tiene otras cualidades que son más complejas, más duras y precarias. Entonces están bien, estamos trabajando juntas con la Ana y la Karina, planeando todo lo que viene ahora con la distribución en salas, con los conversatorios, pero no ha sido fácil, el cine no le cambia la vida a nadie, ni siquiera a mí, ni siquiera a la gente que trabaja en este equipo. 

En el fondo sabemos que igual dependemos de las políticas públicas, entonces, claro, se ve como que son muchos premios y muchos viajes y todo, pero en el fondo a mí me encantaría que la Karina pudiera trabajar en cine conmigo y no solamente como personaje, pero tampoco tengo el financiamiento ni el tiempo. En realidad hay que luchar, yo creo que lo que dice la Karina ahí es como esta idea de persistir para no volver a hacer lo que hacían antes. 

A veces ellas se cuestionan si estará bien lo que están haciendo ahora, porque es complejo saber si en algún momento tendrán que volver a esas vidas. Entonces es súper difícil y claro, hemos hecho lo posible por acompañarlas, pero también, insisto, somos cineastas y muchas veces no se puede hacer más, porque si no hay un estado que cuide y se haga cargo, realmente este problema es imposible solucionar individualmente. 

Creo que esta película les ha permitido responder a la pregunta de si están haciendo las cosas bien y que en realidad no vale la pena que vuelvan a sus vidas anteriores. “Malqueridas” sirvió mucho como punto de ancla para decir “no, hay que seguir” y eso creo que es lo más valioso de todo este proceso“.

 

¿Cuáles son las expectativas para este estreno en salas nacionales?

“La película genera ciertas distancias porque nadie cree en la historia de estas mujeres que cometieron un delito, todo el día se está hablando de delincuentes en la televisión, entonces cómo enfrentarse a eso y darle la vuelta para que la gente vaya al cine, a ver encima cine chileno, es un desafío. 

Yo creo que la película le va a ir bien dentro de su contexto, espero que la gente que vaya a verla pueda sentirse identificada, que vivan un proceso de empatía, se van a emocionar y van a conocer algo nuevo que quizás nos había preguntado antes sobre nuestra sociedad. Es complejo, pero me parece que hay que, como lo hacen las chiquillas, seguir dándole cara a la vida e intentando que las personas vayan a ver la película a las salas”. 

“Malqueridas” llega a las salas comerciales e independientes del país este jueves 16 de mayo a través del programa Miradoc. Si quieres conocer más sobre la cartelera de estrenos del programa puedes ingresar a su sitio web para encontrar todos los detalles.

¡Revisa el tráiler de “Malqueridas”!

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