“The Killer” (2023): La cinefilia de Fincher
Arribó al salón de té barroco del streaming, “The Killer” (2023), cortesía del popular y aclamado David Fincher, a quien, todos los cinéfilos nacidos en los 90’s conocemos como uno de los estandartes prominentes del olimpo de Hollywood. A muchos, la sed por historias emocionantes, nos llevó a delirar junto con “Fight Club” (1999) y a entender a qué mundo nos enfrentamos en la adultez con “Se7en” (1995).
Hablamos de esas películas hasta perder la voz. Probablemente, fueron las primeras que recomendábamos al ser pensante más cercano, con la que presumíamos de haber investigado un poco, cuya calificación en IMDb admirábamos y referenciábamos. No sabíamos demasiado y ciertamente, carecíamos de referentes. Pero Fincher, nos llevó de la mano hasta el palacio de la cinefilia, nos dejó ubicados en el centro y se devolvió para tomar su lugar en el espacio que tenía su nombre. Siempre está ahí, observándonos crecer y deslumbrando con referentes anteriores a él. Para que, cada vez que volteamos a verlo, las piezas se junten en nuestra mente.
Ahora entendemos que además de tener una sensibilidad única para retratar la distorsión de la condición humana, es la prolijidad personificada, es la precisión y la eficacia. Es la meticulosidad y el cálculo. Tal como lo es el equipado y tecnológico personaje principal de “The Killer”, interpretado por Michael Fassbender. En una cruzada en busca de lo impecable.
Fincher mira por la ventana a Melville y a Walter Hill, mientras se ve así mismo en el reflejo, tanto en cuanto a virtudes como vicios, siendo estos últimos, los más abrazados por los que lo admiramos y por el mismo protagonista. Fassbender interpreta a un personaje que predica y pretende ejecutar su trabajo como asesino, con pulcritud y precisión. Con una voz interna fundamentalista, sobria, que declara principios como metralla y que interviene preparándonos para el ajuste de narrativa visual y de ritmo, que Fincher imprime a las circunstancias de su protagonista.
El director sabe que está tejiendo un relato cuidadoso, pero también está administrando las balas de Andrew Kevin Walker (Guionista de Se7en), con quien transforma a un imperturbable y robótico asesino, en un vengador, entregándole a Fincher la función de materializar el matiz. Y el director de “Gone Girl” (2014), cumple, sin fallar, a diferencia de su protagonista, estrella el tiro, exactamente donde calculó posicionarlo. Lleva a Fassbender por cada estación, al ritmo y al cine que la historia le propone.
Quizás se descalabra el tono cuando Tilda Swinton proclama con una elegancia levemente sobre el umbral de distracción, pero la artesanía de Fincher para entregarle ritmo a aquella secuencia, acusan un oficio admirable, retratado en cada cambio de circunstancias, con el recurso perfecto.
Sin demasiadas palabras, Fincher evidencia una verborrea cinéfila que me sigo cuestionando haber percibido anteriormente en sus obras. Nos está compartiendo sus películas favoritas, está hablando de directores y de personajes, de roles protagónicos y de artesanía oscura. Está explorando en silencio, pero estudioso y meditativo. Nos habla de él y de nosotros mismos y aunque el ruido nos desconcierte, quizás entendamos su disparo, cuando veamos la escena completa.