“Travesía travesti” (2021): Lo público y lo privado
La primera vez que vemos reunidas a las protagonistas de este documental es bajo las luces de sus camarines, donde parecieran estar preparándose para otro espectáculo más. Y si bien eso es justamente lo que están haciendo, el despliegue de esta previa es realizada arriba de un escenario, a vista y paciencia de la audiencia de turno, como si tanto el público del teatro como el de este largometraje fueran parte de la intimidad de las artistas, incluso mucho antes de que comience la función.
Fijador en el pelo, fotografías casuales, y los últimos toques a sus vestuarios comienzan a develar las personalidades de quienes están apunto de embarcarse en la Travesía travesti, una serie de intervenciones artísticas que, de una u otra manera, revelan la historia de las protagonistas y, en palabras de la performer Maracx Bastardx, “la cicatriz de una historia en Chile”.
Con performances que varían desde conmovedoras presentaciones musicales hasta un acto en donde un crucifijo es usado como un dildo, el elenco canaliza los malestares que les causa el país en que vivimos y los expresa por medio de una denuncia artística que resulta tan íntima como colectiva. Coincidentemente, esta denuncia se vio reafirmada el 18 de octubre de 2019; el día de la última función del cabaret Travesía travesti y del comienzo de un estallido social que derivó en el proceso constituyente actual.
En medio de este Chile convulsionado, el estallar no fue indiferente a las protagonistas de la obra. Diversos roces causaron una especie de revuelta interna que terminó fracturando al elenco y, de paso, cambió la ruta de la travesía teatral. De todas ellas, Anastasia María Benavente —la autodenominada “mujer diferente”— busca reunir a las ex-integrantes, pero Maracx, quien es su mejor amiga, no quiere seguir con la obra.
Teniendo una carrera en la que destacan largometrajes como “Naomi Campbel” (2013) —co-dirigida junto a Camila José Donoso— y “El diablo es magnífico” (2016), la realización de este documental resulta una entrada orgánica dentro de la filmografía de Nicolás Videla. Pero además de dirigir, escribir, co-producir, montar y grabar esta película, el simple hecho de que también sea parte de Travesía travesti —bajo el nombre de Amnesia Letal— hace de esta obra audiovisual una especie de extensión de su performance, reforzando la búsqueda narrativa que entrecruza tanto a la colectiva como al país: buscar la mejor manera de encauzar los choques y los anhelos.
Por medio de un par de tomas en donde revela el proceso de edición y posterior visionado del largometraje, Videla se expone ante las cámaras tomando decisiones creativas en torno al ritmo de la historia, tratando de darle sentido a una relato que, de diversas maneras, les tomó por sorpresa. Ni la obra ni Chile volvieron a ser como eran antes.
En una época marcada por diversas producciones que abordan la revuelta popular, resulta interesante la manera en que este documental se sitúa en el panorama audiovisual. Para equilibrar la intimidad entre Anastasia y Maracx junto al despertar de Chile, Videla intercala material de archivo de cintas en VHS, registros en formato fílmico y grabaciones de cámaras digitales, utilizándolas mayormente para evidenciar tiempos pasados, performances callejeras y declaraciones de las artistas, respectivamente.
En diversas ocasiones, las luces de los escenarios transicionan a registros de las manifestaciones en las calles y viceversa. De esta manera, el metraje es un constante vaivén entre fílmico y digital; la perfo y la previa; el glamour y la realidad. Las artistas exploran sus sensibilidades de la misma manera que el cineasta experimenta con los distintos materiales que tiene a su disposición, pero ¿quién se queda con la última palabra una vez que la película termina? La escena post-créditos pareciera brindar algunas luces sobre eso.
“Travesía travesti” (Nicolás Videla, 2021) es una película sobre estallar, las complejidades de la amistad y la importancia de ser una dentro de la colectiva. Lo que en otras manos pudo haber sido un ejercicio ombliguista de una colectiva teatral que se filma a sí misma en vano, termina convirtiéndose en una sensible historia sobre dos personas que comenzaron a cuestionarse entre sí, en paralelo a un país que comenzó a cuestionarse a sí mismo.
“Travesía travesti” (Nicolás Videla, 2021) se estrenó en salas de cines chilenas el 2 de junio de 2022.