“Yonlu” (2017): Canciones de soledad y muerte
En al año 2005, en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, nació una estrella. Su nombre era Yonlu (Thalles Cabral), un muchacho frágil, menudo, con una gran creatividad y calidad interpretativa, quien a su vez era invadido por una gran depresión. Toda la angustia de Yonlu la trataba de curar con arte. Sus dibujos, pinturas y letras de canciones tenían una carga depresiva muy grande, un grito de desahogo por el hecho de sentirse totalmente solo y excluido de este mundo. Al conocer a una muchacha, Luana, él creyó que era momento de sanar, pero a veces, las enfermedades son más fuertes que la voluntad.
Basada en una historia real, Yonlu es el artista que hay detrás de este drama. Sufría de una depresión que era más fuerte que él, y da la sensación de que para él no fue cualquier enfermedad, sino una que le dio las instancias y el tiempo para pensar, concientizar, planificar y concretar su muerte. Un adolescente con un talento enorme consumido por los insondables misterios de la mente humana. En el filme somos testigos de la impotencia que provoca el darnos cuenta de que las válvulas de escape no alcanzan para mantenerte vivo. “El acto de escribir parece que ya no me cura”, reza una de sus canciones.
“Yonlu” (2017) es una producción brasileña dirigida por Hique Montanari, quien filma y dirige con mucho respeto hacia el artista. La historia se sitúa en los últimos meses de vida de nuestro protagonista; mientras pasan los días, podemos apreciar muchas canciones de Yonlu, apoyándose en animaciones que utilizan dibujos, bosquejos y pinturas creadas por el propio músico. Las melodías se funden con los colores, con la ya mencionada angustia y con letras depresivas que son la antesala de la tragedia. Para representar Internet, por ejemplo, el director utiliza un recurso técnico compuesto por un gran salón donde predomina un solo color y que tiene unos cuantos miembros sin rostro, que son todos aquellos detrás de un teclado, identificados solo por un nick, y que no existen para entregar, precisamente, el mejor de los consejos.
Colores saturados —sobre todo en exteriores, en donde el director usa una cámara más libre—, un poco de efectos especiales, y una presencia física amorfa de tamaño humano que se presenta con frecuencia a Yonlu, son parte de la creación de esta obra que en su contexto global es una pieza muy bien ejecutada, de buen ritmo —dada su línea temporal de los hechos y que no decae en ningún momento—, con un lenguaje sutil y casi académico de lo que significa la depresión y el suicidio juvenil. No por nada incluye una entrevista —siempre en el contexto del filme— al psicólogo que trató a Yonlu y que intenta explicar el momento del click en donde el ser humano decide llevar a cabo su propia muerte. En suma, “Yonlu” es una muy buena pieza cinematográfica. Hay mucho de la esencia de lo que es el cine y del arte que significa expresar, tanto con colores, melodías y una historia bien armada a partir de un pilar común. Con pocos personajes, pero rica en imágenes y sensaciones, el largometraje es totalmente recomendable para todo tipo de audiencias.
“Yonlu” (Hique Montanari, 2017) fue parte de la Competencia de Largometraje Juvenil Internacional en el 25° Festival Internacional de Cine de Valdivia (FICValdivia). Recientemente, fue exhibida de manera gratuita por medio de la plataforma PLAYFICValdivia.cl
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