“Blanco en blanco” (2019): La repulsiva belleza de un genocidio

A principios del siglo XX en un hostil pasaje invernal en Tierra del Fuego, se instala Pedro (Alfredo Castro), quien llega a la zona austral de Chile para fotografiar el malogrado matrimonio entre Sara (Esther Vega) y el latifundista Mr. Porter, cuya imagen no se hace presente a lo largo del filme. Sin embargo, todo parece normal hasta que Pedro se encuentra con la sorpresa de que Sara es una niña. Así, Pedro, atraído por captar los ángulos más bellos de Sara en sus retratos, comienza a relacionarse con la pequeña niña de una forma extraña y sospechosa a los ojos de Aurora (Lola Rubio) y el amigo de Mr. Porter (Lars Rudolph), quienes no dudan en castigarlo, perdonarlo y finalmente, convertirlo en cómplice del exterminio Selknam para que documente la matanza a través de su arte.

“Blanco en blanco” (Théo Court, 2019) es un filme, que, con características del Neo-Western hace notar la hostilidad e indiferencia del ser humano durante la invasión del territorio austral en el siglo XX. La pedofilia, el genocidio y por sobre todo el poder, son los temas que mueven aquella historia protagonizada por un retratista cegado por el apego a la fotografía, quien se deshace de toda ética y moral con tal de sacar los planos más bellos y perfectos de aquellas horrorosas situaciones.

El largometraje de aproximadamente cien minutos destaca por lo atrapante que resulta su atmósfera construida por los contemplativos planos que reflejan los pensamientos obsesivos de Pedro, y así su indefinida perspectiva del mundo. Los encuadres reflejan la sensibilidad óptica que el fotógrafo ha desarrollado respecto a la composición e iluminación de sus imágenes, sin poner en tela de juicio la perversidad de una sociedad violenta y torcida. De este modo, la dirección de fotografía acomoda al espectador detrás del daguerrotipo para situarlo en los ojos de Pedro.

La cinta puede parecer algo incomoda y morbosa debido a la mirada seductora con la que se relaciona Pedro respecto a Sara. Sin embargo, su vaga postura ética y la normalización de las repulsivas decisiones que toman los entes poderosos de la sociedad resulta óptima para comprender la insensibilidad con la que retrata la victoria conquistadora de los europeos ante el exterminio de la civilización ancestral Onas, al final del filme. Así, la obra invita a reflexionar sobre los límites éticos del artista al representar y documentar los sucesos negativos de la barbarie con temas polémicos como la pederastia, el ultra patriotismo, y la colonización que va de la mano con una gran masacre.

 

 

“Blanco en blanco” (Théo Court, 2019) recientemente formó parte del 4° Festival Cine Litoral y tendrá su estreno general en Chile el próximo sábado 29 de mayo por medio de la plataforma Punto Play.