El protagonismo del cine chileno durante mayo: los grandes hitos de un mes para el recuerdo

Se fue mayo y, junto a él, posiblemente el mes más protagónico del cine chileno en lo que va de 2025. No es algo de todo el año, no siempre hay momentos que intervengan de forma mediática con gran impacto como sucedía en pasajes del mes pasado, sobre todo en la última semana. 

Mayo tuvo estrenos nacionales que lograron coincidir en multisalas comerciales, fenómenos cinematográficos que se llegaban a transformar en temas de sociedad y grandes reconocimientos a nivel internacional en festivales de renombre. El cine chileno se esfuerza -a través de distintas acciones y múltiples actores-, en posicionarse y consolidarse en el conocimiento público de la sociedad a la cual busca conectar.

Podríamos partir cronológicamente revisando los principales hitos de este interesante mayo, ¿les parece bien? 

Una cartelera con presencia nacional

A lo largo del país existen salas que entregan constantemente un espacio dedicado al cine chileno en sus programaciones, un compromiso que va de la mano con el espíritu de divulgar y compartir las producciones nacionales con las comunidades. Sin embargo, se puede entender que a nivel general son las multisalas comerciales las que pueden atraer mayores cantidades de público semana a semana a sus distintas sedes, y es aquí donde existe una relación algo distante entre el cine chileno y la cartelera que perdura en el tiempo.

De forma positiva, mayo presentó una amplia presencia nacional en la cartelera de los cines chilenos: en su primera semana lograron haber cuatro películas chilenas en cartelera de algunos cines del país, con al menos una de ellas en las diferentes sedes de las multisalas comerciales. Estas películas fueron “Los años salvajes” de Andrés Nazarala, “Isla Negra” de Jorge Riquelme Serrano, “Denominación de origen” de Tomás Alzamora y “Oro amargo” de Juan Francisco Olea. Adicionalmente, al finalizar el mes se sumaron “Todos somos justos” de Carlos Leiva, “Donde el cielo toca tierra”  de Lola Contreras y “Memoria implacable” de Paula Rodríguez Sickert.

Cuando me pongo a pensar en el cine y sus momentos interesantes a lo largo del año, siempre pienso en un querido amigo y colega, Joel Poblete, quien es periodista y crítico de cine, pero por sobre todo, un gran cinéfilo. En esta ocasión le quise consultar sobre su apreciación de que múltiples películas chilenas aparecieran en la cartelera de mayo y, como suele ser, sus palabras entregan muchas reflexiones…

“Cada vez es más habitual que se den estas coincidencias de cine local en la cartelera, lo que habla muy bien del dinamismo y la continuidad en la producción del cine nacional, pero a la vez es un desafío porque si lamentablemente ya cuesta que un estreno chileno se mantenga en la cartelera con buenas opciones de salas y horarios en medio de las decenas de copias que llegan de las grandes producciones hollywoodenses, más difícil será que las audiencias se multipliquen para distintos títulos nacionales al mismo tiempo en cartelera; idealmente, el público local debería tener la costumbre y capacidad de ir a ver todas las producciones de nuestro país, pero en la práctica y por diversas razones que se pueden esgrimir, eso no ocurre”, reflexiona Joel.

Puede resultar poco común ver una cartelera con múltiples películas chilenas, esto si consideramos ciertos datos, como por ejemplo los que comparte la Cámara de Exhibidores Multisalas de Chile. En su informe anual del 2023 se indica que hubo 28 películas que tuvieron estrenos comerciales, contabilizando 614.376 espectadores, equivalente a un 8% del total de asistentes.

Hay entidades que también se la juegan constantemente por posicionar al cine chileno en la cartelera de sus espacios, esto lo resalta el informe público de la Red de Salas de Cine de Chile correspondiente al año 2024. Del total de funciones programadas por las salas que componen la Red en 2024, 1.530 correspondieron a cine chileno, lo que representa un 21% del total. Las salas que programaron la mayor cantidad de funciones de cine chileno fueron la Cineteca Nacional de Chile (452), el Centro Arte Alameda (186) e Insomnia Teatro Condell (178). 

“Hay una desconexión entre el público chileno y nuestro cine, algo que llama la atención, porque las producciones nacionales cada vez tienen presencia más destacada y elogiada a nivel de premios, festivales y reconocimiento de la crítica especializada, pero cuando llegan a tener su estreno comercial es siempre muy incierto y complejo conseguir que las audiencias vayan a las salas de cine, algo que salvo excepciones muy notables también pasa con el cine de los distintos países latinoamericanos y que se ha hecho aún más notorio después de la pandemia”, complementa Joel.

Incierto y complejo, es real,  los cines lograron hacer coincidir una amplia cantidad de películas nacionales en un mismo mes, con distintos resultados por supuesto como puede esperarse, sin embargo, una de ellas marcó un importante hito a nivel nacional y, de hecho, sigue presente en algunos cines del país con una fuerte presencia mediática…

Denominación de Origen: la película chilena más vista del año

Tema aparte pasa a ser “Denominación de origen”, película dirigida por el sancarlino Tomás Alzamora, la cual tuvo su estreno mundial en el 31° Festival Internacional de Cine de Valdivia y pudimos reseñar a comienzos de este año. Con gran recepción del público en aquella notable función en el Aula Magna de la Universidad Austral de Chile, quienes estuvimos presentes ya sea en la primera o segunda función coincidíamos en lo mismo: esta película la va a romper en su estreno nacional.

Y así fue, los premios en Valdivia y en BAFICI 2025 lo respaldaron. Con una importante fuerza mediática, el equipo detrás de la película ha hecho una increíble gestión por llevar este filme a todos los rincones del país a como dé lugar al momento de su estreno a finales de abril.

Incluso, en el anuncio de funciones en cines nacionales ocurrió que varias ciudades quedaran sin estreno de la película, no había forma de verla, principalmente en Concepción y Temuco. Fue tanta la petición de la gente por ver “Denominación de origen” en sus cines más cercanos que finalmente distintas multisalas comerciales (y el Teatro Bio-Bio en el caso de Concepción) añadieron la película en sus carteleras. Sinceramente, no recuerdo haber visto un caso parecido.

“Los cines no le creían a este proyecto. Era un documental sin rostros conocidos, sobre una longaniza. Pero ha sido maravilloso. Las salas llenas, gente emocionada, familias abrazándose. Ha sido un viaje hermoso […]”, comentaba Alzamora a CNN Chile en una entrevista publicada hace algunos días.

“Lo habitual es que las películas nacionales deban intentar los mejores resultados en su primer fin de semana, y en las siguientes semanas van perdiendo funciones y horarios a veces de manera implacable y dramática, mientras en el caso de este largometraje por el contrario, gracias a la demanda e interés del público en redes sociales, consiguieron ir agregando salas, funciones y horarios en las semanas siguientes, incluso sumando ciudades y salas que originalmente no la habían programado. 

Ojalá esto pasara más a menudo, y el cine local vuelva a reencantar al público y reencontrarse con las audiencias de manera transversal y con alcances masivos. El potencial, el talento y el entusiasmo y ganas están”, manifiesta positivo y optimista mi colega Joel, y por mi parte comparto plenamente sus observaciones.

El resultado de todo este empuje por mostrar esta película a la sociedad chilena fue equivalente a lo realizado: funciones repletas, presencia en medios nacionales e internacionales, posicionamiento en redes sociales, todo esto con el equipo protagonista recorriendo el país para estar presentes en los visionados de la película. En estos momentos que escribo este texto y de cara a su séptima semana en cartelera, “Denominación de origen” ha acumulado más de 75.000 espectadores en salas. 

Mayo aún no terminaba y la película seguía rompiéndola, junto a ello, un suceso en tierras francesas terminó por motivarme y convencerme a revisionar lo que fue este interesante mes…

Cannes: estrenos, identidad presente y un premio histórico para Chile

Del 13 al 24 de mayo se realizó la 78° edición del Festival de Cine de Cannes, una de las citas cinematográficas más importantes de Europa y el mundo. Con muchas películas compitiendo por el premio principal, la Palma de Oro, hay ciertas instancias de este festival que permite a mercados más pequeños, como es el caso de nuestro país, demostrar la esencia de su cine.

Para empezar a recopilar los interesantes hitos que dejó el Festival de Cannes en 2025, me gustaría reconocer lo que fue el trabajo del ilustrador Alberto Montt y el stand presente en el Marché du Film. El puesto fue comentado por el público y atrajo miradas por sus particulares dinámicas interactivas. En el stand se podía apreciar la pregunta “¿Qué buscas en el cine chileno?”, el público podía marcar respuestas predefinidas que invitaban a la colaboración como “Porque amo el cine chileno” o “Busco conectar con otros creadores”, y otras más chilean way -como dice una parte del stand-, tales como “Amo a Pedro Pascal” o “Esperaba encontrar vino chileno”. 

Ahora bien, con lo que respecta a estrenos… Hubo 26 producciones nacionales que participaron del Marché du Film, posiblemente el mercado audiovisual más grande e importante del mundo. Las productoras que lograron ser parte de esta instancia fueron siete: Paola Castillo (Errante), Carola Fuentes (La Ventana Cine), María José Díaz (Galgo Storytelling), Augusto Matte (Planta), Juan Ignacio Sabatini (Villano), Carlos Núñez (Storyboard Media) y Diego Pino (Cangrejo Films).

Dos películas chilenas tuvieron su estreno mundial en Cannes: “La ola”, la nueva película de Sebastián Lelio, y “La Misteriosa Mirada del Flamenco” de Diego Céspedes. La película de  una gran recepción por parte del público y fue ovacionada por varios minutos en la sección Cannes Premiere. La cinta es un musical que se enfoca en una estudiante en el centro del movimiento feminista, ideada en lo que fue la ola feminista del 2018.

En lo que fue el estreno de la ópera prima de Diego Cespedes, el resultado fue un hecho histórico para la cinematografía nacional: la cinta obtuvo el premio mayor  en la prestigiosa sección Un Certain Regard, un premio que ninguna cinta chilena había conseguido previamente. Para entender la relevancia e impacto que genera este logro, recurrí nuevamente a Joel, quien puede entregarnos una visión general de lo que significa este premio para Chile.

“Creo que este premio es sin duda uno de los más relevantes que ha tenido el cine chileno en su historial de reconocimientos en festivales internacionales para largometrajes de origen local […] Es algo que no había ocurrido nunca hasta ahora: no sólo es la primera vez que una película de nuestro país es elegida como la mejor de Una Cierta Mirada -sección donde en ediciones anteriores han participado otros realizadores chilenos como Sergio Bravo, Alejandro Jodorowsky, Miguel Littin, Carmen Castillo y Cristián Jiménez-, sino además lo podemos considerar como la primera vez que un largometraje de nuestro país recibe un reconocimiento principal por el jurado oficial de una sección de Cannes”, señaló Joel.

En previas ocasiones en que cintas chilenas recibieron premios en el Festival de Cannes, todas fueron en secciones paralelas o no oficiales del certamen. “No” de Pablo Larraín fue premiada en la Quincena de Realizadores en 2012, “Allende mi abuelo Allende” de Marcia Tambutti Allende en 2015 y “La cordillera de los sueños” de Patricio Guzmán en 2019 con el reconocimiento del Ojo de Oro al Mejor Documental, además del premio FIPRESCI obtenido por “Los Colonos” de Felipe Gálvez en 2023. Además, en su primera participación en el festival francés, el mismo Diego Céspedes fue reconocido en la Cinéfondation con su cortometraje “El verano del león”. 

“Vinimos con todas las locas de abajo, las no invitadas, las escandalosas, las grandes, las que se caen fuerte y siguen caminando. Este premio no celebra la perfección. Celebra esa porfiada necesidad de existir tal como somos, incluso cuando eso incomoda a otros. Y esa porfía no partió conmigo”, señaló con emoción Céspedes tras haber obtenido el reconocimiento en Un Certain Regard. 

La cinta narra la historia de Lidia, una niña de once años, que crece en una amorosa familia queer marginada en un polvoriento y hostil pueblo minero y que son culpados de una misteriosa enfermedad que comienza a propagarse y que se dice que se transmite con una sola mirada, cuando un hombre se enamora de otro.

¿Cómo ve el mundo el cine chileno? ¿Cómo lo vemos nosotros? Las películas hechas en Chile muchas veces no tienen un destino asegurado, no todas logran ver la luz tan rápido, son años de trabajo que van forjando un resultado que muchas veces no llega siquiera a una sala de cine. Sin embargo, hechos como los que sucedieron en mayo generan buenas expectativas para su futuro, ver tantas noticias positivas a través de distintos medios, ya sea prensa escrita, televisión, radio, redes, etc. Todo suma a que el cine que se hace en Chile se valore y, por sobre todo, se conozca.