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03 diciembre 2024, 13:48 PM | Actualizado | Chile
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"La Amenaza Fantasma"

“Star Wars: La Amenaza Fantasma” (1999): Saldar cuentas con el recuerdo

El Episodio 1 de la saga de Star Wars se ha reestrenado en cines con motivo de su 25 aniversario y, supongo, es tiempo de saldar cuentas con el recuerdo. Desde 1999 hasta 2024 tenemos juegos, comics, series, la compra de LucasFilm, la llegada de Disney a la producción, el retiro de George Lucas y otra trilogía completa que termina de dar cierre a la historia de la familia Skywalker. Al medio están las precuelas, cuestionadas en su tiempo y ahora revalorizadas después del lamentable destino que tuvieran “El Despertar de la Fuerza” (2015), y especialmente, “Los Últimos Jedi” (2017) y “El Ascenso de Skywalker” (2019).

Ninguna precuela empieza por el principio del tiempo y el Episodio 1 no es la excepción. Obi Wan Kenobi (Ewan McGregor) es un joven padawan del díscolo caballero jedi Qui-Gon Jin (Liam Neeson), aventurados como diplomáticos a un planeta al borde de la guerra para mediar entre una organización llamada la Federación de Comercio y la Reina Amidala (Natalie Portman).

Pero como las cosas nunca pueden salir bien, el conflicto estalla y se ven obligados a huir entre diferentes escenarios, perseguidos tanto por droides como por un peligroso sith llamado Darth Maul (Ray Park). En su huida acaban recalando en el viejo planeta Tatooine, donde encuentran a un joven muchacho que podría cambiar el destino de la galaxia para siempre. Así inicia la historia de la saga, con un batiburrillo de situaciones aplanadas en dos grandes vectores: la política y la acción.

No es que estemos ante un tratado de política, ni mucho menos, pero la preeminencia de esta temática es central para comprender todo el desarrollo de la trama, ya desde los títulos iniciales. Se nos habla de bloqueos comerciales y pagos tributarios. Los místicos Jedi son diplomáticos enviados por una “República Galáctica”, dirigido por un “Senado” que es burocrático, corrupto e ineficaz.

El enemigo principal de la franquicia, el emperador Palpatine, se presenta como otro político de sonrisa afable y grandes mentiras; los enemigos de la película son empresarios con intereses ocultos en una galaxia que esconde secretos y conspiraciones. Hay escenas donde lo único que se discute es sobre las repercusiones políticas que se desatarían de un conflicto interplanetario y el diálogo de los personajes se reduce a verificar la legalidad o legitimidad de la situación.

El punto culminante de esta ampliación del universo en clave política, la tenemos en toda la secuencia de Coruscant, capital de la galaxia, con el senador Palpatine entretejiendo alianzas y ofreciendo estrategias a una desesperada reina para salvar a su planeta de la devastación bélica.

Este cambio de órbita, con relación al espíritu de aventura de las originales, también se manifiesta en su manera de abordar la acción. Acá, la capacidad acrobática de los Jedi evoluciona hasta equiparar a los superhéroes. Hablamos de una destreza que les permite bloquear disparos a gran velocidad. Eliminar cuantiosos escuadrones de droides; realizar piruetas exageradas para esquivar los cortes de un sable de luz; escapar a toda velocidad y realizar grandes saltos. El duelo final contra Darth Maul encapsula de manera brillante la coreografía vertical que impone esta película, siendo el choque entre espadas de luz, el culmen de la acción y la espectacularidad.

En contraste, las películas clásicas preferían mantener una tensión basada en el enfrentamiento de ideologías y valores. Cuando Luke enfrenta a Vader en el Imperio Contraataca (1980), no cabe ninguna duda que estamos presenciando la lucha milenaria de la luz contra la oscuridad; los dos sumergidos en una habitación inundada por claroscuros, donde solo se escucha el eco de sus voces y sus sables de luz.

Este aire místico se extravía en el Episodio 1. Entre la política y las piruetas, dos demostraciones de realismo o de materialidad, se suma el cambio en la fuerza, de la pura abstracción teológica a una nueva espiritualidad de frías formas científicas, con unos organismos microscópicos llamados midiclorianos.

Pero hay un instante donde el misticismo reflota, ahí donde toda la franquicia comienza, en los áridos paisajes de Tatooine. El encuentro de Qui-Gon Jinn con Anakin debe ser de las secuencias mejor logradas de toda la película. El espíritu semireligioso de los jedis se recupera en el descubrimiento de la profecía materializada; escuchar sobre su origen de los labios de su madre, incapaz de explicar cómo o porque nació, es profundamente evocativo. En un solo plano, parece materializarse el destino que sacudirá el universo; estamos en presencia de un hecho mitológico, no contado en retrospectiva, siempre distante en el tiempo, sino aquí mismo, ante nuestros ojos.

Valdría preguntarse qué tan cerca y que tan lejos debiera haber estado la segunda trilogía de esta clase de momentos, más próximo a las fórmulas clásicas del relato heroico que una suerte de “alta ciencia ficción”, con dilemas políticos y explicaciones nominales a cuestiones fantásticas. Hay mucho de desencanto: de lo místico a lo material, pero también de desilusión en historias y personajes que, quizá, debían haberse quedado en el misterio. O haber tenido otro desarrollo que explicará su derrumbamiento al lado oscuro o al exilio.

El Episodio 1 es tan entretenido como aburrido, con sus combates acrobáticos y sus discusiones políticas. Lo que sí no se puede reclamar es que esta película intentara expandir y apropiarse de una identidad diferente a la antigua trilogía. Los nuevos añadidos al folklore de Star Wars no eran profundos, pero servían de aperitivo para las siguientes películas, y especialmente, de otros productos como la serie animada “The Clone Wars” (2008-2020).

Esta historia de vueltas y avances desde que Luke venciera a los Sith, hacia la vida de su padre y maestro, y luego su sobrino y alumna, el Episodio 1 tenía la tarea más peligrosa de todas: ser el primer paso a una saga total. Si lo cumplió o fallo, ahora es momento de definirlo con otra vuelta a los inicios de esta lucha infinita entre el lado luminoso y oscuro de la fuerza.

Conmemorando 25 años de su estreno, “La Amenaza Fantasma” regresa a cines este 2 de mayo.

¡Revisa el tráiler de “Star Wars: La Amenaza Fantasma”!

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