“There There” (2022): Contigo en la distancia
Tras presentarnos una toma en donde un hombre toca un saxofón distanciado de la cámara, la historia principal de “There There” (Andrew Bujalski, 2022) comienza con el plano de una mujer (Lili Taylor) que, acostada, conversa con su amante (Lennie James). Lo que a primera vista se presenta como una conversación tanto coqueta como incómoda —como toda buena charla tras un encuentro casual—, lentamente comienza a develar un alto componente de distancia en torno a la intimidad presentada al espectador de turno. ¿La razón? El intercambio de palabras entre los actores se desarrolla a través de una serie de planos y contraplanos grabados a la distancia, por medio de un smartphone; las cámaras unen a los intérpretes, pero físicamente nunca están juntos. A lo largo de la hora y media de película, la dinámica se repite de manera constante en cada escena, exacerbando las limitaciones que provoca un rodaje remoto en plena pandemia de COVID-19.
Andrew Bujalski —quien aquí actúa de director, guionista y editor del largometraje— no es ajeno a trabajar con poco. Llamado por muchos “el padrino del mumblecore“, la filmografía del cineasta estadounidense incluye títulos como “Funny Ha Ha” (2002) y “Mutual Appreciation” (2005), ejercicios minimalistas que lo han llevado a ser reconocido como uno de los principales referentes del género, junto a cineastas como Joe Swanberg o los hermanos Duplass. Sorprendentemente, pareciera ser que esta es la película que más ha enfrentado al realizador a trabajar con la menor cantidad de herramientas estéticas. Tras estrenar la premiada “Support the Girls” (2018) hace cuatro años, Bujalski desarrolla una historia que permite a los actores de turno interactuar a lo lejos, sin tratar de hacer hincapié narrativo alguno en la evidente distancia entre grabación y grabación. “La química es rara”, menciona el personaje interpretado por Lennie James en una de las primeras escenas del filme, como si fuera una línea autorreferente tanto sobre las condiciones de filmación como lo desafiante del proceso en sí.
El largometraje se beneficia de un íntimo guión que permite a sus actores brillar por sí solos, teniendo en cuenta que el posterior montaje buscará —o al menos intentará— lograr una fluidez entre el actuar de cada dupla. Y claro, lograr cierta química entre un dúo de intérpretes que no comparten un set no es tarea fácil, por lo que cada destello de complicidad entre personajes resulta tanto un milagro de post-producción como una demostración de las capacidades narrativas que potencia Bujalski en su séptimo largometraje como director. En muchas secuencias de la película, la dinámica entre la protagonista y quienes la rodean se siente orgánica gracias a la misma dinámica que —a distancia— generan los actores. Lamentablemente, la disonancia visual que generan los distintos lugares de filmación no hacen más que recalcar la superficialidad de cada encuentro y las circunstancias que atravesó el equipo de filmación al realizar un proyecto audiovisual en plena pandemia, decantando en un ejercicio bastante irregular y, a momentos, tedioso.
Si bien el COVID-19 implicó una serie de restricciones para los proyectos de muchísimos cineastas, otros encontraron una oportunidad en estas limitaciones, como es en el caso de la comentada película antológica “The Year of the Everlasting Storm” (VV.DD, 2021), que estuvo presente en el 25º FIDOCS. En ella, una serie de realizadores audiovisuales —que varían desde David Lowery a Dominga Sotomayor— desarrollan historias en donde pareciera ser que las cámaras son un escape viable al encierro y un gran puntapié narrativo. Algo similar podría decirse sobre la propuesta de “There There”, aunque en muchos momentos la ya comentada disonancia visual termina opacando la creatividad que busca imponer Andrew Bujalski a través de las relaciones —y reacciones— que conllevan sus personajes entre sí. Sin embargo, a pesar del resultado intermitente que genera el uso de cámaras de celulares, el ejercicio del cineasta estadounidense excede al destacar un punto clave de la condición humana en estos años pandémicos: lo antinatural de las interacciones a la distancia facilitadas por un par de cámaras; la falsa sensación de cercanía.
En estos últimos años marcados por una “nueva normalidad” nos hemos comunicado mayormente a través de nuestra propia representación en producciones audiovisuales. Ya sea una selfie con un filtro kawaii o una simple videollamada familiar, la pandemia de COVID-19 ha acrecentado la cantidad de imágenes que generamos de nosotros mismos, volviéndose para muchos la principal forma de comunicación con otras personas. Y Bujalski lo sabe. En su triple rol de director, guionista y editor se muestra completamente consciente de las propias limitaciones que genera el trabajar en base a una serie de límites, por muy redundante que esto suene. No por nada cada diálogo se presenta junto a una breve secuencia musical y a la mitad del largometraje aparece Jason Schwartzman, en un rol que le permite desplegar su histrionismo natural, para darle un empujón a una historia que, hasta ese punto, ya se sentía algo agotada —y que luego incrementa su apuesta con una subtrama sobrenatural, con guiños a “Inland Empire” (David Lynch, 2006)—. Al final, es una cosa de equilibrios: para hablar de lo tedioso, hay que alejarse del espectáculo y convertirse en el tedio mismo; y para hablar de un mundo movilizado por nuestra propia representación audiovisual, hay que alejarse de la entretención para la que fueron hechas las cámaras y evidenciar nuestra rutina en tiempos en donde las pantallas nos unen tanto como nos separan.
“There There” (Andrew Bujalski, 2022) tuvo su estreno en Chile durante el 11º Festival Internacional de Cine de Antofagasta (Antofacine), como la película de Clausura.