“Villa Olímpica” (2022): Memoria del desarraigo
En la segunda mitad del siglo XX, Latinoamérica enfrentó una ola de dictaduras militares. Esto gatilló por consecuencia, migraciones forzadas de exiliados. Un grupo importante, llegó a México, específicamente a la Villa Olímpica creada en el contexto de los juegos olímpicos de 1968. De las 5000 personas que allí residían, más de la mitad resultaron exiliados. En ese espacio, chilenos, argentinos y mexicanos, dieron vida a una identidad y nacionalidad propia, que se tensionó con el retorno a sus países. Un sentido de pertenencia que ya no correspondía con lo que señalaba su pasaporte.
Dirigido por Sebastián Kohan, “Villa Olímpica” (2022) es un documental de memoria que ofrece una nueva visión respecto al exilio: el recuerdo de los actuales adultos de su infancia, la cual se tensiona con la memoria de sus padres exiliados. Una perspectiva crítica que profundiza en un sentir complejo, resignificando la alegría del retorno, pero que en paralelo invisibiliza el sentir infantil-adolescente, que fue un objeto que solo se sumó a las maletas de los padres al retornar.
En el aspecto técnico, es de gran riqueza el trabajo de archivo y registros personales compuesto por grabaciones caseras, fotografías y entrevistas. Estos elementos ofrecen una paleta emocional amplia que conmueve hasta las lágrimas, ya sea en tristeza y alegría de las anécdotas infantiles. Del mismo modo, resulta atractivo el modo en que se incluye materialidad, ya sea mediante mapas, maquetas y recreaciones, aspectos que le dan vitalidad a los testimonios. Un pasado vivo que sigue presente, palpable y que se manifiesta día a día en la identidad.
Por otra parte, el posicionamiento de los testimonios sobre imágenes mediante pantalla verde, aparece como un recurso diferenciador. La transformación de una pared a una imagen fija o incluso móvil, diseña un fondo con sentido y significado, que otorga contexto a la voz, insertando el testimonio en una biografía, articulada con una historia y memoria, que se representa en aquella imagen.
La relación de estos elementos, permiten considerar el montaje como una puesta en escena, en la que se puede observar de manera íntima y empática una memoria contradictoria y sensible respecto al desarraigo.
El fin del exilio de padres y madres, fue un destierro para esos niños y niñas. Porque ellos, más que argentinos o chilenos, dieron vida a un híbrido identitario particular que superó las barreras de las distintas nacionalidades presentes en ese espacio. Una historia compartida donde podríamos encontrar algo cercano a una identidad o memoria latinoamericana del desarraigo.
El cierre testimonial con los hijos de los hijos, nietos de exiliados, completa un arco emocional transgeneracional que evidencia el modo en que circula lo político por nuestra vidas como sujetos históricos. Porque tal como señala uno de los testimonios en el documental, las ausencias o vacíos también son parte de nuestra identidad, tal cual los orificios de un queso gruyere.
“Villa Olímpica” (Sebastián Kohan, 2022) obtuvo el premio a Mejor Película en la Competencia de Cine Chileno del 18° Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC). Recientemente, fue parte de la Competencia Latinoamericana Largometraje Documental del 34º Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (FICViña).
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