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| 19/09/2024 | Actualizado 8:01 pm
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1976 (2022): Heridas sin sanar

A 50 años del golpe de Estado en Chile, la película “1976” (2022) es una cápsula de tiempo, una herida abierta que exhibe la angustia y la presión de una época que, a pesar del paso de las décadas, sigue viva en muchos habitantes de nuestro país. Medio siglo no alcanza a ser una vida y esta cinta lo tiene claro, reverbera en la frustración presente, en el dolor e injusticia que todavía no sanan.

Ambientada en tiempos de dictadura, el filme sigue la historia de Carmen (Aline Kuppenheim), una mujer de clase acomodada que, a petición del sacerdote familiar, comienza a cuidar a un joven herido de bala. Desde ahí en adelante, se involucrará cada vez más en situaciones peligrosas que contrastan con la vida que ha llevado hasta ese momento.

Desde el primer momento, la trama te sumerge en una especie de thriller, una historia vertiginosa que mantiene al espectador pegado a la pantalla, contagiándolo de desesperación y paranoia. La cinta tiene un excelente manejo de la tensión que no sólo estremece a la protagonista, sino que interpela a la audiencia a desconfiar con ella, desorientando lo suficiente para que el final explote repentino. 

En ese sentido, es necesario destacar la fotografía de la cinta. Las emociones y el relato central son realzados por la estética, la ambientación y la distribución en las escenas. La mancha de pintura rosada en el zapato como el principio y el final de todo, el vaticinio del desenlace. Los colores y las imágenes existiendo como una segunda narración.

Sin embargo, lo que realmente mueve la historia es la actuación de Kuppenheim, quien logra construir, sutilmente, las complejidades de una mujer que se adentra en una realidad amenazadora, opuesta a la suya. Bajo la impecable dirección de Manuela Martelli, la actriz sustenta una obra llena de matices que explora, por un lado, la situación política-social de esa época y, por otro, la pulsión personal de una mujer que intenta dar sentido a una vida que a todas luces le es ajena.

Angustiante, conmovedora y franca, la cinta es un sólido debut que invita a estar al pendiente de los siguientes trabajos de Martelli. Con una mirada sensible pero tenaz, “1976” nos devuelve de un sopetón a lo que significó vivir en dictadura, pero también es un recordatorio necesario de la latente impotencia, de la falta de justicia y respuestas, heridas no cicatrizadas que seguirán doliendo.

“1976” se encuentra nominada como mejor película iberoamericana en los premios Goya.

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