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Felipe Gálvez, director de “Los Colonos”: “Me parecía éticamente importante mostrar lo violento que fueron los procesos de genocidio”

El recorrido de “Los Colonos” (2023) del director Felipe Gálvez es toda una travesía. Se colocó en nuestro radar al estrenarse mundialmente en la 76° edición del Festival de Cannes, donde ganó el premio FIPRESCI. Posteriormente, se convirtió en la representante chilena para los Premios Óscar. Con una participación extensa y exitosa en decenas de festivales, en enero estrenó comercialmente en Chile en más de 60 salas. También estuvo en cartelera en distintos cines del mundo. Algo poco habitual para una película nacional. Desde el 29 de marzo se encuentra disponible en streaming, en la plataforma MUBI

La cinta de época nos lleva a 1901, donde José Menéndez, estanciero de la Patagonia, contrata a un teniente inglés y mercenario estadounidense para abrir una ruta a sus ovejas al océano Atlántico. Los acompaña un mestizo (Segundo), el guía que se convierte en cómplice de una violenta cacería humana de indígenas. 

“Los Colonos” del director Felipe Gálvez es una cinta que ha generado debate y discusión donde se ha presentado. Abordando temáticas universales como el genocidio indígena y los procesos de colonización, impacta en su propuesta cinematográfica, cargada de significado.

En Bitácora de Cine tuvimos la oportunidad de ver su estreno nacional en la trigésima edición del Festival de Cine Valdivia, donde agotó sus dos funciones. Para profundizar en sus dimensiones y particularidades, conversamos con su director sobre el proceso creativo y su recorrido mundial estrenando la película.

 

– Felipe, a nombre de Bitácora de Cine te agradecemos esta entrevista. Para comenzar, nos gustaría mencionar que “Los colonos” es tu ópera prima en dirección de largometraje ¿Cómo surge una primera película de estas proporciones? ¿Cómo llegaste al genocidio del pueblo Selk’nam para decidir hacer tu primera película?

“Estaba en redes sociales y encontré un post de un medio independiente. Hace 12 o 13 años. Y aparecía la típica foto de Julio Popper cazando indígenas. Salía “genocidio del pueblo Selk’nam”, del cual yo no sabía. Entré a leer y comencé a buscar más información y me empecé a obsesionar. La película nace de esa fotografía. Viene de la idea de querer contar desde el punto de vista de los cazadores de indígenas. Después consideré que era una idea un poco grande para mi primera película. Ahí viene un tiempo donde intenté imaginar otra idea. La cual no apareció. Hay un poco de ignorancia de mi parte, de no saber en lo que me estaba metiendo. Yo era montajista, no tenía tanta experiencia en el set. Pensaba que hacer una película con 3 hombres a caballo, iba a ser algo más simple y más fácil de lo que realmente era. Cuando llega el presupuesto, empiezo a entender en lo que me estaba metiendo. No fui consciente desde un comienzo de las proporciones. El papel lo soporta todo y cuando hubo que llevar eso a un número, me encontré con la sorpresa que era más ambiciosa de lo que yo me imaginaba. Luego, viene un proceso largo de postulación, tener un guion, pero siempre desde esa obsesión. Quería hacer una película de ese genocidio, de una página borrada de la historia de Chile, de cómo se reescribe la historia, de la capacidad del cine para reescribir la historia”.

 

– Nos gustaría hablar un poco de esa relación entre ficción y realidad ¿Cuál o cuáles consideras los desafíos de grabar una cinta con la etiqueta de “inspirada o basada en hechos reales”?

“La cinta está inspirada en hechos reales. Es una característica de la película. Está inspirada en una fotografía. Me acerco desde lo visual, desde el rol que mira esto, que lo registra. Me parece curioso, cuando viajo con la película que la gente te pregunta ¿qué es lo real de la película? Y esto me parece muy interesante porque MacLennan, el “chancho colorado”, es un personaje real. Vicuña, es un personaje de la ficción. Sin embargo, Vicuña (Marcelo Alonso) parece un personaje más real que MacLennan (Mark Stanley) que parece sacado del cine. Me preguntan ¿por qué hablan en inglés? Alexander MacLennan fue un escocés, vivió en Tierra del Fuego, fue el capataz de José Menéndez y participó en muchas matanzas. Hablaba inglés, el lenguaje que más se utilizaba en Tierra del Fuego en esa época y uno piensa que eso no existió. Pero con Vicuña, uno piensa que eso claramente fue real. Aun así, no lo es, está inspirado en cosas que pueden haber pasado. Pero Vicuña no es un personaje real, pero parece más real que lo otro”. 

“En el caso de “Los Colonos”, que cuestiona la idea de representar la realidad, yo juego con eso, una película que juega con esos elementos. Me parece sumamente pretenciosa la idea de que una película quiera representar la realidad. Cuando está inspirado es mucho más libre. Una inspiración para hacer una ficción, una película donde lo que importa es la ficción. Si estoy más concentrado en la historia, lo mejor es escribir un paper. No es una película preocupada de la veracidad en ningún momento, porque además no cree en eso. No cree en las fotos, en quienes escribieron esa historia. Sin embargo, leo a quienes escribieron esa historia porque son puntos de vista que tienen una mirada y representan un interés”. 

 

– Desde esa mención a la historia oficial usada para alimentar esta obsesión. La cinta tensiona la civilización con la barbarie y los protagonistas ejecutan esos roles con dinamismo ¿Cómo fue el proceso de investigación y escritura para “Los colonos”?

“Fue basada en el cine por sobre todas las cosas. La película es un collage, esa es mi manera de trabajar. Son tantas escenas, libros, elementos mezclados en tan pocos minutos que nace algo nuevo. Cada escena viene de muchas otras cosas, libros, pinturas, literatura, del cine de guerra, el western, drama social. Voy colocando una capa sobre otra. No son capas muy densas, pero que juntas van generando una densidad y estética. La historia se cuenta desde la perspectiva de quienes perpetraron la violencia. El proceso difícil del guion de “Los Colonos” es cómo sostener la película en sus 94 minutos desde la perspectiva de los victimarios. Cuando se hace una película de un hecho histórico, la dificultad es elegir, cuáles son los momentos que uno quiere mostrar y eso utiliza bastante tiempo. La historia de la colonización de la Patagonia es muy grande, con muchas cosas interesantes y esto fue lo que escogimos”.

 

– ¿Y tu experiencia como montajista te ayudó más en la escritura, en la dirección? ¿Cómo incidió tu experiencia previa para el desarrollo de “Los Colonos”?

“Me ayudó en todo. Mucho en la escritura, en el hecho de imaginar una estructura para la película, más que pensar en la historia de un personaje. Me sirve para seleccionar, que es lo que decidimos contar y borrar. Dejar las escenas que realmente queremos contar y otras quedaron fuera, pero desde el guion. Y por último, en el set, ayudó la idea de poder detectar lo que realmente funciona y voy a usar. Esta es una película que se filmó poco, 5 horas al día, no más de 3 planos por escena. Generalmente, las tomas se hacen de planos diferentes, una neutra, una más seria, una más alegre, y después se van mezclando y se construye de esa manera. Entonces, lo que me sirve del montaje, es que me entrena para borrar, y para saber lo que no quiero usar. A uno le cuesta saber lo que uno quiere hacer, pero es muy útil saber lo que no quieres hacer. Tener definido lo que no quiero hacer, lo que no quiero contar, ir cercándose me permite de esa manera ir llegando a lo que quiero hacer”. 

 

– La película aborda una herida de nuestra historia pero también de la humanidad. Con dosis de violencia explícita como simbólica ¿Cómo decidiste abordar la violencia de esta historia desde lo cinematográfico?

“Me pasó que no sabía cuantas películas más se iban a hacer del genocidio Selk’nam. Entonces, no mostrar la violencia me complicó. Yo no gozo la violencia, no me considero amante del gore. No era lo que más me interesaba. Sin embargo, me parecía éticamente importante mostrar lo violento que fueron los procesos de genocidio. Hubo que abordar la violencia. Y con esto, yo puse el límite hasta el que yo era capaz de narrar esa violencia. Y la traté de hacer lo más sutil posible. Es curioso, si yo pienso en la película, creo que hay pocas escenas violentas. Traté de hacer pocas, pero que fueran muy violentas. Pienso en “El perro andaluz” cuando se corta el ojo y esa imagen te queda. En nuestro caso, ese plano detalle de la oreja tiene un impacto en el espectador. Además, viene de una ambigüedad, de una niebla, de lo que no se ve, está estilizado. Y eso se interrumpe con algo muy gráfico, el corte de la oreja”. 

Fue una sorpresa para mí, que la película en sí se transforma en un artefacto violento. Más que poseer mucha violencia en escena, la película cuando la ves, ese viaje al terminar, uno se siente violentado. Es la suma del discurso, de las escenas, la discriminación, nuevamente las capas que la película coloca una sobre otra. Al terminar la sensación que queda es sentir la violencia”. 

 

– La cinta ha viajado por todo el mundo en festivales y estrenos en distintos países. ¿Cómo ha sido la recepción del público? Desde tu percepción ¿Cuál ha sido la reflexión que deja en el espectador?

“La recepción en general siempre ha sido positiva. La película está pensada como una pregunta, no tiene una conclusión y ni una hipótesis. Su rol es abrir preguntas o provocar. Me gusta la analogía de que hay una herida y a mí me gusta apretar la herida para saber si duele. Una herida que está en constante cicatrización, existe una costra. En algunos países, ha sido más o menos sanada. Al tocarla, en algunos lugares duele más, en otros menos. En algunos lugares hay cierto negacionismo,  “¿Qué raro esto que pasó en Chile?” Una lectura bastante sínica. Tratar de borrar la idea universal que tiene la película. Tierra del fuego es un set, pero este genocidio ha sucedido en muchos otros lugares. Los procesos de colonización son más o menos similares. Es extraño, hablamos de que es un artefacto violento, pero a la vez es hermoso. Una belleza atractiva y eso ha sido trabajado desde lo que hace precisamente el cine. Por ejemplo, el cine western es entretenido, pero lo que cuenta no lo es. El problema ahora es que algo violento se convierte en hermoso. Esa modificación a esa regla incómoda. También algunas generaciones sufren más, especialmente por el cuestionamiento a sus héroes, a su John Wayne. Se ve caer en estos relatos a los héroes”. 

 

– El desmoronamiento de la historia oficial, que es un tema para los discursos negacionistas actuales…

“Claro y la gente te mira como si esto fuera una mirada superficial, pero atrae a distintos públicos, se genera ese diálogo que era una de las ideas de la película. Por ejemplo, me han invitado a muchos festivales con temáticas históricas o de Derechos Humanos. Y una pregunta recurrente es ¿La película debería ser mostrada en los colegios? Y, ¿Qué voy a hacer yo con eso? No se hace una cinta de ficción para ingresar al currículum, esa es otra responsabilidad. Otros le pueden dar esa lectura, yo más bien, he tenido el sentido de cuestionar la historia oficial y el rol del cine al narrar la historia oficial. “Los colonos” es crítica, pero también se toma el tiempo de criticarse así misma. No se para en un lugar donde la responsabilidad está en los otros. Si no en el rol que ocupamos los directores de cine hasta el día de hoy. Siempre están naciendo nuevos cines de propaganda, nuevos cines que cuentan la historia. Solo ver el caso de “Oppenheimer”, una nueva construcción de un personaje, una nueva historia oficial, nuevo héroe también cuestionable”.

 

– Pero la cinta ha logrado impactar desde su épica y estética.

La gente señala que “Los Colonos” es un western, pero la verdad aparenta serlo. Una cosa es usar su lenguaje, sus códigos y planos, pero no lo es. Aparenta ser y esto es algo que el cine hace mucho, aparenta ser algo que no es. Una promesa que luego cambia. “Los Colonos” muta todo el tiempo, parte como western, sigue como aventura, es una película de guerra, del horror de la guerra, es thriller político y drama de ese sufrimiento. Es modular, cambia y muta. Y que usa la estética del western para criticarlo como cine de propaganda que fue muy popular”.

 

“Los Colonos” (2023) se encuentra disponible en streaming para toda latinoamérica en MUBI.

¡Revisa el tráiler de “Los Colonos” de Felipe Gálvez!

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