“Lilits”: ensueño desde el margen

“Lilits” es la ópera prima del director Francisco Muñoz, ganadora a mejor película emergente del Festival de Cine FECEM. El proyecto fue seleccionado en el catálogo internacional de Cinema Chile y tuvo su estreno en sala en la cineteca nacional en marzo de este año.

La película trata de una extravaganza trans LGBTI contada en tres actos, que explora personas y territorios que parecen obedecer a reglas de un mundo pesadillesco. El argumento de Lilits parece concreto a priori: cuatro mujeres que emprenden la misión de fumar opio en un misterioso club con personajes sacados de una película de David Lynch. Ir más allá de eso, sería hilar muy fino para una historia que rápidamente asciende a una escala épica donde incluso el universo está en juego.

Para algunas de las mujeres, el trabajo es prostitución, y para otra, es arte. El largometraje (73 minutos) acerca estas dos líneas a través de lo banal y lo transcendental: las cuatro mujeres se entregan a la noche y sus peligros de manera  sensorial y lujuriosa, aunque el filme coquetee siempre con la fealdad. Es esta transfiguración de la belleza lo que hace más atractiva a Lilits. No hay convenciones más que la estructura narrativa, en 3 actos, que acompaña a Marina, Marie, y Maxine en su deambular. Muñoz se da el gusto de jugar con una excesiva teatralidad de los diálogos, además de una música que acompaña constantemente la acción, como queriendo desplazarla a un segundo plano. Se trata de decisiones estéticas que sugieren constantemente estar frente a un relato onírico.

“Lilits” avanza en sentidos que muchas veces son contradictorios y confusos, quizás buscando desestabilizar y provocar. Donde la cinta se alza es precisamente en este afán de construir un discurso fantástico sobre la realidad a partir del margen, entregando otras alternativas de ficcionar lo queer, más allá del realismo y precariedad reinante en la industria actual.