“The Holdovers” (2023): Llorando, Riendo, Amando, Mintiendo
¿Por qué son tan efectivas las historias de familia encontrada? ¿Por qué será que con cada combinación improbable de personajes dañados se nos escapa una lagrimita ante la más sutil señal de mutuo reconocimiento? “The Holdovers” (2023) de Alexander Payne se apropia de esta fórmula para entregarnos un nuevo clásico navideño.
La premisa inicial es un cliché en el mejor sentido de la palabra. Tres personajes sumamente distintos, que no se llevan bien, encerrados sin nada que hacer y rodeados de una nieve que bien puede simbolizar su bancarrota emocional, todos abandonados de una u otra forma. Poco a poco se van soltando, revelando una llaga interior, escondida debajo de una apariencia hostil y reservada.
Con películas como “Entre copas” (2004) y “Nebraska” (2013), Payne ha demostrado su habilidad para utilizar el humor con el objetivo de explorar dialógica y situacionalmente problemáticas existenciales, a través de personajes difíciles pero entrañables. Su último largometraje no es la excepción, esta vez abordando disfuncionalidades familiares y la manera en que repercuten en cada individuo.
Hay un momento, una interacción en “The Holdovers” entre Mary, interpretada delicadamente por la multifacética Da’Vine Joy Randolph, jefa de cocina, viuda y en duelo por la reciente muerte de su hijo, y Paul, amargado y riguroso profesor de historia de la Academia Barton, quizás una de las mejores interpretaciones de Paul Giamatti.
Con un tono de dulce burla, Mary le dice a Paul: “No puedes ni soñar un sueño completo, ¿cierto?”. Paul quiere escribir una monografía en vez de un libro porque no cree tener suficiente que decir. Y es así como, en la calidez y comodidad de un living, en un pequeño lapsus de calma, una breve tregua, se devela el corazón de “The Holdovers”. En un raro momento de silencio, Angus Tully, adolescente precoz, desafiante, alienado hasta por su propia familia y el extraordinario debut actoral de Dominic Sessa, observa desde el sillón.
Si bien a través de numerosos planos generales se enfatiza el aislamiento físico y emocional del grupo, utilizando la nieve como símbolo de un lienzo en blanco, listo para un nuevo comienzo, es interesante cómo el guion explora con sutileza ciertas diferencias de clase entre los personajes. Paul fue uno de los pocos alumnos becados del internado y es ahora profesor de historia tras ser expulsado de Harvard por una falsa acusación de plagio, de la cual no pudo defenderse por falta de recursos.
Mary, una mujer negra de clase trabajadora, obtiene a través de su oficio una beca para su hijo, quien al no poder pagar la universidad es enviado y asesinado en la Guerra de Vietnam, de la cual no pudo exonerarse como sus compañeros adinerados. Sus experiencias contrastan con la de Tully, quien proviene de una familia de clase alta, pero que no encaja en ninguna parte. Si bien su rebeldía e impulsividad genera fuertes tensiones con Paul, hacia el final del relato entendemos que Angus es un niño, al fin y al cabo; un niño profundamente malherido que aún tiene tiempo para revertir el daño.
Cada personaje encubre sus propias aflicciones, y con una duración de dos horas y cuarto, la película se permite explorar cada una; que se van deshilvanando en la medida que Paul, Mary y Angus bajan la guardia. Estas manifestaciones no se dan únicamente a través del diálogo, ya que Payne hace uso de múltiples códigos y agrega capas simbólicas a un relato bastante directo (aunque no por ello frío o desprovisto de sorpresa).
Un elemento particularmente llamativo es la banda sonora. Artistas como Damien Jurado, Labi Siffre (cuya canción ‘Crying Laughing, Loving, Lying’ aparece reiteradas veces y encapsula perfectamente el centro emocional de la película), Yusuf Cat Stevens y The Temptations tocan a una tecla particular del subconsciente norteamericano, a través de una nostalgia, asertividad y poder de observación encontrada en novelas de Joan Didion o Jack Kerouac.
“The Holdovers” es interesante dada la manera en que compatibiliza un relato esperanzador con la frustración y desaliento derivadas del reconocimiento de las condiciones materiales de los personajes. Con actuaciones estelares y una calidez humana propia de la aceptación incondicional que proveen las familias encontradas, Alexander Payne nos regala una película enternecedora, el tipo de historia reconfortante que podemos revisitar cada año.
Con 5 nominaciones a los Premios Oscars (Incluyendo mejor película), “The Holdovers” se ha consolidado como una de las películas más queridas del año 2023.