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Carlos Flores, director de FIDOCS: “Hay un gran crecimiento y eso no se valora”

Llevan 22 años recibiendo el fondo que otorga el Estado, pero para esta temporada 2019-2020 quedaron fuera de la lista del Consejo por 5 décimas del último festival seleccionado.

En dos décadas el Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS) se ha dedicado a exhibir, difundir y a formar audiencia sobre las películas documentales en Santiago de Chile. A lo largo de esos años ha servido como una plataforma importante para el trabajo de grandes realizadores tanto nacionales e internacionales. Directores como Maite Alberdi, Ignacio Agüero, Tiziana Panizza y Joanna Reposi, entre muchos otros han utilizado este espacio para proyectar sus películas.

Comenzaron en 1997 con una sala en calle Esmeralda y una audiencia de 50 personas en un momento en que no existía el público para el cine documental, y el año pasado tuvieron entre 6mil y 8mil espectadores. Hoy el festival que fundó Patricio Guzman junto a un grupo de amigos entre los que se encontraban Pedro Chaskel y Carlos Flores, se ha visto amenazado por la no asignación de los fondos 2019-2020 que otorga el Consejo Nacional de las Culturas y las Artes.

ADOC Documentalistas de Chile escribió una petición en change.org firmada por múltiples destacados documentalistas y asociados a la organización. La carta está dirigida a todo el cuerpo que compone el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y puedes apoyarla a través de tu firma electrónica aquí.

Carlos Flores del Pino dirige el festival desde el 2013 y cuenta que hoy hay muchos festivales desencadenados por la estimulación de FIDOCS. El actor y cineasta comenta que el rol del festival es hacer un trabajo más del cambio del modelo perceptivo, el cambio del gusto de los espectadores que es un proceso muy lento, pero determinante que pensar el festival como un espectáculo.

¿Por qué Fidocs no recibió el financiamiento para el 2019-2020, cuál fue la justificación desde los fondos?

Esa es la pregunta que me hago yo. Dicen que el programa tiene buena coherencia entre actividades y desarrollo, pero después que faltaría desarrollar más las actividades. Son respuestas muy extrañas… Todo esto hace que sumemos 90.05, y eso nos deja afuera porque el que queda dentro último en el fondo (Festival Arica Nativa) tiene 0,5% más que nosotros.

Aquí hay una cuestión con mucha subjetividad porque uno puede tener un juicio de algo, por ejemplo. Hay un punto muy concreto en impacto que dice que está todo muy bien pero que falta difusión. Y en realidad nosotros nunca hemos hecho más difusión que este año, invertimos el 10% de nuestro presupuesto, que no es mucho, pero nuestro presupuesto global son 59 millones, entonces metimos casi 6 millones en difusión lo que para nosotros es harta plata.

¿Antes cuánto se invertía en difusión?

Años anteriores invertimos 4 millones una cosa así, o menos. Pero el punto de la difusión no es que uno tenga que invertir 10 o 15 o 20 millones. El punto es que hay un tipo de actividad como la que hacemos nosotros de introducir una cinematografía muy compleja en un espacio social al cual no le interesaba esta cinematografía y ahora si le interesa. Por mucho la difusión no es determinante, es importante, pero si nosotros hubiésemos invertido los 59 millones en difusión tampoco habríamos conseguido mucho más, es como hacer ficción para que la gente lea Ulises de Joyce.

¿El último año cuánto tuvo de repercusión FIDOCS?

No tengo la cifra exacta, pero estamos entre 6 y 8 mil espectadores. Y 8 mil espectadores es una buena cantidad para nuestro trabajo, para el tipo de película que mostramos y en 6 días que es lo que dura el festival es suficiente. Pero también el punto es este, no es que nosotros tengamos que ir subiendo y llegar en algún minuto a los 50 mil espectadores para un tipo de arte que es más complejo, lo importante es que se haya creado un público para un cine documental y que ese público se mantenga y crezca lentamente.

¿Realizarán una apelación en torno a los fondos, cómo esperan hacer reaccionar al consejo?

Hay un proceso protocolar establecido de apelación que ya la hicimos, la apelación es una respuesta a cada uno de los puntos de evaluación. Estamos esperando a que sesione el Consejo probablemente en marzo y nos responda.

Nosotros tenemos confianza de que el consejo va a recapacitar porque están cometiendo el gran error de suspender una actividad extraordinariamente importante para el cine documental. Este es el único festival que trae las películas más importantes que se están haciendo en el mundo y que trae un montón de directores que están trabajando en el cine documental contemporáneo, y eso ha influido en la realización del cine documental chileno. Influye también en el trabajo de las universidades, tenemos una escuela Fidocs que funciona dos veces al año, entonces es una actividad muy importante, nosotros pensamos que hubo una ligereza o imprecisión al dejarnos fuera y que el jurado va a recapacitar y va a considerar si hay fondos remanentes para otorgarnos los recursos que necesitamos para seguir funcionando.

¿Este tipo de plataformas puede subsistir sin financiamiento estatal?

Sí, puede subsistir pero en condiciones muy precarias, y ahí se tendría que producir otro fenómeno, que tendría que ser el empezar a pedir dineros a aportes de empresas. y en esa misma medida entonces el festival se transformaría en una plataforma publicitaria como es la televisión. Se pueden mezclar las dos cosas, y como nosotros ahora tenemos fondos del estado y de empresas privadas pero tiene que haber una independencia en los festivales. La manera de mantener la independencia es que el Estado afirme, instale, sostenga esta actividad. Esto es un servicio público, es como si los servicios públicos tuvieran que autofinanciarse con empresas privadas, cosa que también pasa y conlleva una serie de complicaciones.

¿Qué soluciones han pensado para recaudar recursos si es que no le llegasen a dar estos fondos a FIDOCS?

El punto es que nosotros no somos recaudadores de fondos, nuestra especialidad es el cine. Es seleccionar películas, contactar, armar la programación, los conversatorios, esa es nuestra tarea. Ahora tenemos algunas universidades que nos apoyan y estamos trabajando sobre un plan b, en el caso supuesto de que no nos entreguen el remanente que deberían darnos haríamos un festival mucho más chiquito, probablemente con una sola sala y con otras características y condiciones, pero no sé cuánto duraría eso. Porque el fondo que entrega el Estado no es un capital semilla, a nosotros el Estado nos entrega un fondo a través del cual nosotros elaboramos un proyecto cultural que tiene repercusiones en el área de relaciones internacionales, en el área de cultura, de los gustos de los espectadores, en modificación de conducta, no en cantidad de plata y en cantidad de espectadores, es muy distinto el asunto.

Después de ser 20 años financiado por el fondo, y en el contexto del financiamiento actual ¿Cree que es el momento de darle un espacio a festivales de menor trayectoria?

Yo pienso que sí, es muy interesante lo que está ocurriendo a nivel de país, y creo que nosotros hemos sido de alguna manera estimuladores de eso que está ocurriendo. Que existan muchos festivales de cine documental y que existan en muchas partes. Y yo creo que todos esos festivales hay que apoyarlos porque ellos no se financian, si la gente que hace estos festivales buscara financiamiento, bueno, harían otra cosa.

Festivales como Fidocs en otros países están de forma permanente…

Sí po’, y los Estados y las empresas privadas aportan fuertemente, pero los otros países son otros países, son otra cosa. Si tú miras los grandes festivales, el Festival Dei Popoli, el Festival de Trieste, o en España que hay varios festivales también. Son las municipalidades, son los Estados que apoyan ahí, porque los Estados entienden que estos son lo que los economistas llaman externalidades, son fondos que el Estado pone y que no recupera en plata, recupera en impuestos, recupera en movimiento, recupera en impacto internacional, y recupera en desarrollo de la realización de un tipo de actividad cinematográfica.

Este festival por las películas que ha traído ha construido un gusto nuevo y ha dado ideas nuevas de cómo trabajar. Y esto no solo influye en el público, influye en la educación, las universidades. Hoy hay dos magíster de cine documental en Chile, hay licenciatura de cine documental. Y eso es producto también, no digo que sea el único, pero del trabajo de este festival. Cuando este festival parte en el 97’ no había nada, no se enseñaba el documental, no se exhibía en ninguna parte, no había concursos nacionales. Han pasado 22 años y hay un gran crecimiento y eso no se valora, ese el punto que nosotros criticamos y pedimos que se corrija, que se valore el recorrido, no que tengamos un punto menos. Punto menos que además es muy discutible.

¿Cree que es justa la forma de financiamiento que tiene Chile en torno al cine y a sus espacios de difusión?

No es un problema de justicia, es una cuestión que está incorporada al trabajo de cualquier Estado. Se entiende por ejemplo que los fondos que el Estado otorga a los proyectos culturales son una limosna, como una especie de moneda que le tiran a gente obsesionada por hacer trabajos de arte que no le interesan a nadie. Y ese no es el problema, el problema es que el Estado tiene una responsabilidad por desarrollar la actividad artística, y no como un suntuario, la actividad artística es un factor determinante en el cambio de mentalidad en el modelo perceptivo de las personas con respecto a la realidad, con respecto a las películas, con respecto a la televisión por ejemplo.

Si nosotros desarrollamos actividades culturales que buscan enriquecer los gustos de los espectadores, es probable que el público tenga un criterio distinto con respecto a la porquería de televisión que tenemos. Es una responsabilidad educativa del Estado aportar fondos para el desarrollo de la cultura. Ahora este festival es una actividad que podría hacer el Estado, y todas. Pero lo que hace el Estado con mucha lógica es entregarles fondos a personas más especializadas, más interesadas, más pertinentes, para que ellos desarrollen esas actividades culturales que se van a expresar no en cantidad de público sino en un cambio perceptivo que es muy difícil de cuantificar. La idea es que lentamente se mejore o se estimule el gusto por un tipo de modelo narrativo, por un tipo de sistema combinatorio, por un modelo de pensamiento. Ese es el trabajo del festival, construir un gusto por una comprensión más enriquecida del mundo.

Fotos: fidocs.cl

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