Prensa y difusión de cine |
Buscar...
PUBLICIDAD Y PATROCINIO  | CONTACTO@BITACORADECINE.CL

Nathalie Bravo, directora documental “El dolor invisible”: “es una invitación a romper con el tabú y hablar de salud mental en Chile”

A partir de esta semana llega a la cartelera de la Cineteca Nacional de Chile y otras salas del país, el documental “El dolor invisible” (Nathalie Bravo – Pablo Bravo, 2022), largometraje de no ficción que sigue diferentes casos vinculados a problemáticas de salud mental en Chile. Esta cinta ofrece una mirada que cuestiona el modelo biomédico con enfoque farmacológico y psiquiátrico. La mirada crítica permite aproximarnos a una concepción del bienestar mental como problema social – comunitario.

En Bitacoradecine.cl conversamos con su directora, la antropóloga Nathalie Bravo para relevar algunos de los aspectos centrales de la obra.

¿Cómo nace este documental? ¿Qué los motivó a investigar sobre la salud mental en Chile?

“El Dolor Invisible” surge como proyecto documental a raíz de la investigación llevada a cabo por su directora y codirector, donde sus disciplinas, la antropología visual y el cine documental, encuentran un espacio común para expresarse. Esta investigación, previamente desarrollada, se basaba en el análisis narrativo y contra histórico del resultado de un trabajo etnográfico en comunidades de actores sociales dentro del movimiento social, particularmente, en el área de salud mental en Chile. Al ir adentrándonos y darnos cuenta de la gravedad del contexto histórico que atraviesa la problemática, nos fuimos involucrando con diversos agentes y académicos vinculados al ámbito. Es en este proceso, al ir conociendo distintas miradas, experiencias vitales, y tras una vasta recopilación de bibliografía, datos cuantitativos y cualitativos, es que nos planteamos presentar al público la información a través del medio audiovisual, en este caso desde el cine no ficción. Basándonos en las referencias que existían dentro del cine directo, el cine etnográfico, el cine testimonial, el cine militante y la antropología visual, fuimos esbozando y ejecutando los rodajes, siempre buscando dar cabida a las voces silenciadas.

El documental articula distintas aristas y dimensiones de la salud mental ¿Cómo definieron los focos y casos a presentar?

Nos planteamos darle valor a las experiencias en primera persona que en la película acontecen, trenzándose con matices informativos, datos y memoria histórica, en conjunto a situaciones de la vida cotidiana y memorias personales. Partimos por comprender paradigmas académicos como también visiones subjetivas, con la presencia de los relatos de las experiencias particulares de los personajes, situados en la cultura chilena y su contexto sociopolítico, cultural y económico. En estos relatos, la película apuesta desde la perspectiva de la antropología visual, por dar voz a sus personajes, quienes narran, desde sus experiencias de vida, la conexión que los y las chilenas tenemos con la salud mental como sociedad. El objetivo es relevar y debatir la temática como sociedad, es una invitación a romper con el tabú y hablar respecto a lo que está aconteciendo en cuanto a salud mental se trata.

En el cine foro de estreno desarrollado en Insomnia Teatro Condell Valparaíso, se presentaron como cine militante y cine de urgencia ¿Qué espacio y oportunidades ven en el cine militante en la relación con las audiencias?

Como equipo creemos que el cine militante se debe a su audiencia, y, sobre todo, a los territorios que se encuentran azotados por las problemáticas que se tratan en los films. Es por ello que nuestro compromiso está en poder comunicar e informar a la comunidad, e invitarla a compartir también sus reflexiones y vivencias en torno a la temática, una especie de ejercicio donde el discurso fílmico se encuentra con sus espectadores, que a la vez también son sus actores.

Creemos que el cine de urgencia es necesario en todo momento histórico, sabemos y no romantizamos su precarización dentro de la industria cinematográfica, pero apostamos que es una de las estrategias para que las audiencias se interesen, es justamente destacar el espacio común entre quienes hacemos cine y quienes son espectadores de este. Dejar fuera la idea de mediatización que nos sugiere la sobremodernidad, la cual aísla una obra de su contexto, haciendo el objetivo de estas una especie de representación simbólica que da poder y calificación a un film meramente por sus apariciones en instancias competitivas, poniendo las obras en un no lugar totalmente capitalizado por el consumismo, la idea de éxito, etc., lo cual nos hace olvidar que el cine es un lenguaje y, por tanto, un espacio de conversación y reflexión. En el caso del cine documental, para pensarnos, observarnos y guiarnos respecto de nuestras prácticas humanas. Es por esto mismo, que destacamos y reiteramos constantemente esta idea dentro de nuestros espacios de creación, somos los comunes haciendo cine para nuestros territorios.

Ustedes parten desde una investigación ¿Cómo o por qué cambió la idea de hacer un escrito o un “paper” para llegar a narrar en un documental?

Por un lado, creemos que el conocimiento hay que compartirlo y democratizarlo, es por esto que decidimos escoger un lenguaje que nos permitiese llegar a la mayor cantidad de personas posibles. De esta manera intentamos romper con la elitización del conocimiento, como ya mencionamos anteriormente, con la finalidad de entregar un trabajo a la comunidad para que se difunda, observe y se cuestione en post de encontrar caminos a las problemáticas sociales realzadas.

Ustedes trabajan con los estigmas sociales de la salud mental ¿Qué opinan de la representación de la salud mental en el cine chileno? ¿Podrían aportar referentes que estudiaron o que van en línea de su propuesta ya sea en ficción o documental?

La representación en el cine chileno de la salud mental, lamentablemente se encuentra estigmatizada e invisibilizada. Dónde priman perspectivas patologizantes del malestar y las problemáticas sociales. Y dónde la diferencia psíquica es vista desde un prisma de lo exótico.

No nos parece extraño que esto ocurra, ya que en todas las disciplinas pasa algo similar con la salud mental, quizás en el cine es más fácil de entender el por qué ocurre, puesto que se trabaja mucho con la caracterización de personajes desde los tópicos, lo que es algo rígido por si y deja poco espacio a lo subjetivo.

Respecto de referentes en cine que propongan una ruptura propiamente tal, es difícil encontrarlos, porque hoy nadie está dispuesto a romper con lo hegemónico, y por un lado es entendible, romper con ello significa también ser vetado de los circuitos y, por tanto, el trabajo se hace mucho más difícil y precario. Esto es doloroso la mayor parte del tiempo, pero cuando exhibes tu obra y ves un montón de gente interesada por entrar a la sala, uno dice “joder, que bonito” y por más simple que suene, lo recibimos con alegría.

Volviendo a la pregunta concreta respecto de los referentes, la salud mental no es un tema que en el cine chileno se trate mucho, pero si los problemas sociopolíticos, en ese caso, como Nathalie Bravo, he aprendido mucho de la colega Marcela Said, su filmografía y particularmente de una conversación que tuvimos en París, en plena pandemia, sentadas en una banca tomando té. Creo profundamente en su capacidad metodológica y su compromiso con el cine de no ficción chileno y podría decir que es un referente para mí.

Un aspecto clave en el documental es la psiquiatría como otro brazo del patriarcado, con un alto porcentaje de abuso en mujeres con tratamiento psiquiátrico que, además, sufren de la estigmatización social ¿Cómo se podría abordar la salud mental considerando el enfoque de género?

Nuestro aporte a aquello es levantar información referente a la violencia de género y el cruce que existe entre esta y la salud mental, aun cuando incomode, una y otra vez, hasta que ocurra, hasta que las mujeres dejen de llevar un doble estigma. Hasta que se deje de usar el término “loca” para invalidar a una mujer.

Creemos que el documental aborda plenamente esta problemática. Lo que podemos comentar es que fue una decisión de dirección muy clara el abordar lo que esta pregunta desprende, el situar la perspectiva de género en salud mental es hoy de gran relevancia y valor, que esperamos algún día ver reflejado en políticas públicas concretas, como también en la integración de la perspectiva de género de los paradigmas de trabajo dentro de los espacios clínicos en psicología y psiquiatría, etc.

Y no nos queda más que responder que les dedicamos a cada una de las compañeras que han luchado en el movimiento feminista de primera, segunda, tercera y la actual cuarta ola, esta obra.

Luego del estreno en Valparaíso y Santiago ¿Cómo esperan seguir recorriendo salas o espacios para presentar su trabajo? ¿Qué esperan de la respuesta del público?

Nuestro estreno fue en la sala de cine de Insomnia Teatro Condell, en la ciudad de Valparaíso, un lugar significativo para la película, principalmente porque es en dicho territorio, en los cerros de Playa Ancha, donde surge esta investigación y también porque uno de los protagonistas, Jose Vergara Espinoza, por quien seguiremos luchando, hasta encontrar justicia y reparación, nació en esa misma ciudad.

Hace poco estrenamos en la ciudad de Santiago, en el Centro de Cine y Creación CCC, lo cual fue muy inesperado en cuanto a la cantidad de público asistente, fue uno de esos momentos donde exclamábamos “oye, ¿cómo pasó esto?, ¡qué lindo!”, ya que estrenamos a sala llena, todo esto sin tener dinero para realizar campañas de circulación, literalmente cero fondos, lo cual evidentemente cierra mucho las posibilidades de difusión.

Particularmente nos sorprendió ver las entradas agotadas y que la gente nos escribiera cosas como “de verdad quiero ver el documental, puedo llevar una silla si no hay más”, por un lado, esto es lindo, pero también es triste y frustrante, porque nos encantaría que más salas confiaran en el cine que no está enmarcado en recorridos convencionales, y que por ende, la película llegue a más espacios donde podamos constatar que el lenguaje cinematográfico no es una instancia pasiva, sino que, productora de experiencias de todo tipo. Y esa es la respuesta que esperamos del público también, justamente la que está ocurriendo, poner al sujeto en movimiento desde sus propias experiencias, transformarlas para cambiar lo que les oprime. 

Puedes ver el documental “El dolor invisible” en las siguientes salas y horarios:

Cineteca Nacional

03, 05, 06, 07, 10 y 11 de enero, 2023
18:00 horas | Sala de cine | Nivel -2

Domingo 08 de enero, 2023
17:00 horas | Sala de cine | Nivel -2

Más información aquí

Insomnia Teatro Condell Valparaíso

Jueves 12  de enero
18:00 horas

Espacio Akana – Iquique

  • Funciones el 13 y 14 de enero, ambas con cineforo a las 20.30 hrs.

Cineclub Umbral de Arequipa (Perú)

  • Jueves 17 de enero: 19 hrs. función con cineforo

Publica un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.