Prensa y difusión de cine |
Buscar...
PUBLICIDAD Y PATROCINIO  | CONTACTO@BITACORADECINE.CL

“Progressive Touch” (2020) y “Ob Scena” (2021): Viaje al centro del porno

El pasado sábado 22 de enero comenzó la tercera edición de la Muestra Internacional de Pornografías Críticas Excéntrico, un festival que, al igual que en sus versiones anteriores, busca demostrar que otro porno es posible. Este año, el cortometraje encargado de abrir los fuegos del evento fue “Progressive Touch” (Michael Portnoy, 2020) y aquel que tendrá el honor de dar clausura al festival el próximo sábado 29 de enero será el documental de corta duración “Ob Scena” (Paloma Orlandini, 2021).

“Progressive Touch” es un histriónico cortometraje que se enfoca en uno de los elementos claves de un acto sexual: el ritmo. De esta manera, las respectivas interacciones entre una coqueta pareja heterosexual, dos hombres energéticos, y una dupla de mujeres curiosas, se develan como íconos que ilustran una “previa” (hetero)sexual, una secuencia de sexo anal, y uno de los tantos caminos hacia el cunnilingus.

La primera secuencia está protagonizada por una mujer arrodillada y un hombre que, entre meneo y meneo, se acerca hacia ella al son de un electrizante beat. Si tratara de describir los movimientos de ambos, indirectamente terminaría parafraseando algunos pasajes de la canción “La bomba” de Azul Azul, así que me limitaré a definirla como una secuencia hipnótica que deambula entre un plano de ella y un plano de él, en un vaivén que continúa hasta que sus cuerpos chocan, sus bocas se encuentran, y el éxtasis prima. A esta altura, las tomas que antes dialogaban pasan a ser una serie de tomas contínuas de pura entrega, deseo, y pasión entre una pareja iluminada por luces rojas de neón.

El segundo segmento comienza con dos hombres interactuando al ritmo de una banda sonora un tanto más oscura que la de la secuencia anterior, pero no necesariamente con imágenes menos estimulantes; un pene-micrófono, una uretra que canta, y la mamada más rítmica que verás en tu vida son tan sólo algunas de las secuencias que destacan en el encuentro de estos dos sujetos que, bajo la tenue luz, desatan su líbido en un encuentro que tiene como clímax un orgasmo tan excitante como hilarante.

La viñeta que da fin a este cortometraje es protagonizada por dos mujeres que se encuentran en la búsqueda del placer propio; lo erógeno y todo aquello que le acompaña. Así como se descubren a ellas mismas por sí solas, se encuentran entre sí, culminando en una llamativa secuencia de sexo oral, en donde cada scratch de la banda sonora coincide con los movimientos de la lengua de una de las protagonistas y el placer que la otra recibe.

Si bien el evidente protagonismo del cortometraje recae en los acróbatas sexuales que despliegan una serie de movimientos pélvicos en torno a la tonada de turno, quienes realmente son el motor de esta producción son el equipo conformado por Michael Portnoy y Stefan Meier en la banda sonora, y Camila Mercadal en el montaje. Ninguna de las tres secuencias posee diálogo alguno, ya que los cuerpos lo dicen todo. Por lo mismo, el tono que genera Portnoy y su equipo para encapsular la performance de los actores pornográficos resulta fundamental para equilibrar lo erótico con lo cómico, como si fuese una extraña —pero efectiva— mezcla entre “Mammame” (1986) de Raúl Ruiz y “Antiporno” (2016) de Sion Sono. Así como en el humor el timing es fundamental para un buen remate, este cortometraje nos demuestra que lo erótico no está exento de lo cómico, si es que de ritmos y muecas se trata.

“Ob Scena”, por otro lado, es una bestia completamente distinta. Así como “Progressive Touch” exacerba el encuentro sexual entre dos actores y una cámara de por medio, la cineasta Paloma Orlandini escribe y dirige un viaje íntimo al centro de su propia relación con el porno, desde aquella vez que tenía cinco años y se encontró con la imagen de una mujer masturbándose en un libro titulado “Mujeres artistas” hasta el momento en que a los 22 años encontró un tratado de sexología escrito por su tío en Cuba (quien se autoproclamaba un “homosexual nivel 7 o 6, según el día”). ¿Será que tener una familia de psicólogos, pediatras y sexólogos influyó en su manera de explorar su sexualidad? Según la cineasta, pareciera ser que la búsqueda sexual de la familia estuviese en sus genes.

Orlandini toma su experiencia personal para hacer un manifiesto político en torno al rol femenino en el porno y cómo las mujeres pueden excitarse —o no— en base a los cánones del porno heterosexual tradicional. Por ejemplo, en una secuencia narra aquella vez que vio un video de sexo grupal; no lo vemos, pero escuchamos lo que ella recuerda: ella sabe que le excitó, pero duda si lo que vio fue un hecho consensuado o una violación. El riesgo del background ambiguo de un video erotizante y la curiosidad de una mujer interesada en la psicología tras el sexo son uno de los puntos a tratar, los cuales decantan en la gran interrogante de la cineasta: ¿qué es lo central en el porno? Según ella, lo genital.

Usando técnicas dignas del teatro de las sombras, la realizadora argentina desarrolla patrones visuales de composición en donde, por medio de los puntos de contacto entre cada uno de los ejes de sus ilustraciones, toma como punto central la genitalidad de los personajes que dibujó. Así, una serie de gráficas que muestran a distintos tipos de parejas teniendo sexo se yuxtaponen, aparecen y desaparecen, generando una orgía visual en donde la cineasta comprueba su hipótesis: lo central es lo genital.

Tanto “Progressive Touch” como “Ob Scena” abordan la pornografía desde una nueva óptica; así como Michael Portnoy y su tropa de acróbatas exageran la performatividad del rito sexual al punto que lo erótico pasa a ser un chiste —¿un chisterótico?—, Paloma Orlandini se pone a ella misma en el centro de la narrativa, para profundizar en su historia familiar —y, obviamente, la propia— con el porno, por medio del luces y sombras. Si bien ambas producciones divergen en tono —sobre todo porque una está, evidentemente, más orientada al espectáculo que la otra—, los cortometrajes que inauguran y clausuran esta edición de Excéntrico tienen como gran punto en común una serie de críticas al porno más tradicional que estamos acostumbrados a ver, comentar y, muchas veces, rechazar. Lamentablemente, este tipo de producciones siempre va a existir, pero como espectadores —y, quién sabe, eventuales participantes— de una obra de carácter pornográfico debemos ser muy críticos con respecto a qué nos erotiza, cómo nos erotiza y, si es que en primera instancia, quienes están frente a la cámara lo están pasando tan bien como quien decidió darle play al video en primer lugar.

 

 

La tercera edición de Excéntrico se desarrollará hasta el sábado 29 de enero. Para acceder a la programación completa, haz click acá. Para mayor información, te recomendamos visitar el sitio web del festival.

Publica un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.