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“Napoleón” (2023): El emperador humillado

  • La película protagonizada por Joaquín Phoenix se estrenó en Chile el pasado jueves 23 de noviembre en salas de cine.

Narrar la vida de una figura histórica tan importante y controversial como Napoleón Bonaparte (y que satisfaga a todo tipo de público) es muy difícil. Napoleón es complejo, ya que el ícono francés y universal tiene varios matices y enfoques diferentes por los que puede ser analizado. Por un lado, se le conoce como un genio militar que ayudó a estabilizar política y socialmente a Francia, al mismo tiempo que fue clave en la realización de varios avances culturales y tecnológicos; y, por el otro lado, la cultura popular se burla de él por mitos como su baja estatura, su ineptitud emocional y su relación tóxica con la emperatriz Josefina.

El director Ridley Scott, junto con el guionista David Scarpa, se atrevieron a dar este paso: hacer una película sobre Napoleón (un paso arriesgado, considerando que los dos son estadounidenses y no franceses). La más reciente superproducción del creador de clásicos como “Alien”, “Blade Runner” o “Gladiador”, prometía contar la historia de Bonaparte con épica y grandilocuencia, buscando hacer honor a la importante figura del exemperador francés. Esta tarea, sobre todo para un director como Scott, que ha hecho antes buenas películas históricas como “Gladiador” o “El último duelo”, era percibida con mucha expectación por parte del público. ¿Cumplió finalmente “Napoleón” con sus expectativas?

“Napoleón” es un largometraje perteneciente al género dramático, que cuenta con elementos cómicos y de los subgéneros de drama histórico y cine bélico. Producida por Apple Studios, Apple y Scott Free Productions, y distribuida por Apple TV+ y Columbia Pictures, la cinta fue estrenada en cines chilenos el pasado 23 de noviembre de 2023, enfrentándose a una recepción mixta de la crítica profesional. Se estima que su llegada a la plataforma de streaming Apple TV+ (propietaria de los derechos de la cinta) será aproximadamente en marzo de 2024, con una “edición del director” del filme. Ya fue confirmado que esta última tendrá una duración mayor a 4 horas, y usará material no utilizado en la versión mostrada en cines.

La cinta cuenta la historia de Napoleón Bonaparte (Joaquin Phoenix), sus orígenes y su rápido ascenso de oficial del ejército a emperador de Francia. Se muestran las dificultades, los momentos de euforia, las derrotas y victorias militares, y los conflictos emocionales del protagonista, principalmente enfocados en su intensa y compleja relación con su esposa, la emperatriz Josephine (Vanessa Kirby).

“Napoleón” se presenta a sí misma como un drama histórico, no sólo desde los tráilers, los posters y el marketing general de la cinta, sino también desde su propio inicio, con el establecimiento de una narrativa basada en años y una contextualización explícita de algunos hechos y personajes históricos. El problema surge cuando el filme comienza a desapegarse de las formas tradicionales del drama histórico y adquiere progresivamente elementos de la comedia absurda y del cine bélico (géneros no fácilmente compatibles entre ellos), sin ser muy coherente ni efectivo en ninguno de los géneros que aborda.

El guion de la cinta tiene un claro enfoque sobre su protagonista (y cómo representarlo): “Napoleón Bonaparte era un patán, un hombre torpe y común que tuvo mucho poder, cuya única virtud era su pericia militar”. La película centra casi la totalidad de su metraje en enfatizar los defectos de su protagonista (su ineptitud emocional, su impulsividad y su narcisismo, por ejemplo), en vez de ensalzar sus virtudes. Esto, a pesar de que puede ser polémico para el público y la veracidad histórica de la cinta, no es necesariamente un problema en sí. Lo controversial es que la manera de mostrar los defectos de Napoleón es a partir de diálogos y sucesos ridículos y absurdos, lo que resulta incómodo cuando estos elementos se contrastan con el género al cual la película insinúa pertenecer. ¿Esto no era un drama histórico? Si es así, el humor absurdo se siente fuera de lugar y estorba más de lo que aporta. Si “Napoleón” se dedicara durante todo su metraje a ser una buena comedia absurda, probablemente funcionaría mejor, pero entonces, en este caso hipotético, serían los mismos aspectos de drama histórico y cine bélico que contiene la cinta los que se sentirían fuera de lugar.

La cinta ridiculiza a Napoleón, pero no el tiempo suficiente como para que esta se sienta una comedia. Se busca contar toda la historia del personaje, pero el filme no dedica el tiempo suficiente a ser históricamente preciso. También se busca mostrar (en unas pocas escenas) lo excelente estratega militar que era Napoleón, por medio de grandes escenas de batalla, pero estas son las únicas veces en las que la película se siente épica y grandilocuente. “Napoleón” tiene muchos elementos y escenas de tonos y géneros muy diferentes, lo que crea una narrativa incómoda, incoherente y confusa. Esto complica que el espectador pueda sentirse inmerso en la historia y su emotividad. Llega un punto en el que ya no se sabe con claridad qué partes son serias y qué partes son sátiras.

Revisando otros aspectos, “Napoleón” cuenta con una gran cinematografía, que se vuelve extraordinaria en las escenas de luchas campales (la batalla de Austerlitz, por ejemplo, es una escena magnífica). Esto, junto a las actuaciones de Joaquín Phoenix y Vanessa Kirby, destaca como lo mejor de la cinta. Lamentablemente, las virtudes de la película no son suficientes para opacar sus defectos. Sumado a los problemas tonales, existen problemas de edición, la cual es abrupta, rápida y confusa. Aparte, en la contextualización histórica no se explican sucesos de la historia universal que son muy importantes en la historia de Francia y Napoleón, contrastando con el excesivo énfasis realizado en sucesos no tan relevantes para la trama. Respecto al ritmo, el guion es enrevesado y, a pesar de estar saturado de elementos, es poco dinámico, lo que puede confundir y aburrir al espectador, sobre todo considerando la duración del filme (158 minutos).

La película causó mucha polémica alrededor del mundo. Los historiadores dijeron que carecía de veracidad histórica. Los franceses, divididos en su opinión del personaje, dijeron que la cinta no muestra cómo Napoleón era realmente. Incluso ignorando estas polémicas, que ya entran más en el plano de lo ético y el cómo se debería representar a una figura histórica en el cine, “Napoleón” falla, no cumpliendo lo que promete ni funcionando en lo que finalmente nos ofrece.

“Napoleón” tenía mucho potencial. Con el director de “Gladiador” se podía esperar una película épica, que desarrollase los matices que rodean a uno de los personajes más complejos e importantes de la historia universal. En vez de esto, la cinta nos ofrece una caricatura a medio dibujar de un emperador tonto e impulsivo, que parece estar casi netamente basada en mitos que se han creado sobre el personaje histórico real.

“Napoleón” se encuentra disponible en cines y prontamente en Apple TV+.

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