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“Ya no basta con rezar” (1972): El contacto con la realidad

  • En el marco de la conmemoración del Día del Cine Chileno este 29 de noviembre, “Ya no basta con rezar” (1972) de Aldo Francia resulta en un filme fundamental para la memoria de nuestro cine, y siendo una cinta referente del Nuevo cine chileno previo a la dictadura militar.

Hablar del cine de memoria implica de forma inevitable hablar de Aldo Francia, no tanto de sus películas como producto material, sino de la labor social que cumplió a lo largo de su vida y de cómo esta fue impresa en los fotogramas de sus filmes y fue reforzada con el pasar de las décadas. Pediatra de profesión, conoce el cine a temprana edad, pero no se enamora de él, sino hasta ver “Ladrón de Bicicletas” (1948) de Vittorio De Sica, la urgencia con que el neorrealismo italiano retrata las necesidades de una sociedad colapsada le remueve el estómago y de ahí nace un romance apasionado que lastimosamente se apagaría demasiado pronto con la irrupción del golpe militar.

Volcando su vida hacia inculcar su pasión, de forma casi pedagógica, en una sociedad en la que el cine era aún una expresión cultural algo distante, creando espacios de conversación y discusión cinematográfica, luego de formar un cineclub, publicar una revista y promover el nacimiento del que sería el Festival del Cine Nuevo Latinoamericano en Viña del Mar, Francia entonces reflejaría sus inquietudes respecto a la desigual sociedad chilena en su obra cinematográfica con particular cuidado. Su segundo y último largometraje se ambienta en las diversas esquinas de un Valparaíso en el que la brecha socioeconómica ha separado a los sectores sociales de forma radical, el sacerdote de una iglesia en una zona burguesa es testigo de las necesidades de la clase obrera y es víctima directa de la corrupción del sistema que rige las grandes empresas, la iglesia y el entramado social chileno.

Un artista tiende a hablar desde lo que conoce. En este caso, aun para una cinta con cinco décadas encima, resulta fresca aquella disección que realiza el médico en una de las primeras escenas, donde describe los malestares de la población a nivel sanitario como si el propio Francia estuviese enlistando las necesidades logísticas y materiales del policlínico de Puertas Negras. Desde el detenimiento al retratar las problemáticas de una población que carece de bienes básicos fundamentales para vivir, hasta el tratamiento arquitectónico de cada locación, el uso del decorado para delinear las diferencias socioeconómicas en la realidad porteña y el bloqueo de los actores para enfatizar la presencia de una clase dominante y una clase subyugada, todos son elementos que hablan de una visión atenta del contexto retratado y un manejo del lenguaje cinematográfico que inserta en el inconsciente de cada persona una serie de acontecimientos de reprochable naturaleza que 50 años después siguen desarrollándose con igual impunidad que antaño.

Ya no basta con rezar

Marcelo Romo como El Sacerdote, personaje principal de “Ya no basta con rezar”.

Como es ya evidente, el cine de Aldo Francia se encargó más de capturar realidades que de plantear críticas a un tipo de funcionamiento en particular. Las críticas serían el resultado del cruce entre el contenido del material fílmico con el ideario de cada espectador, generando así una conversación mucho más profunda y una participación más activa de la audiencia al momento de contemplar la película. Lo anteriormente expuesto le separa del cine panfletario o del propagandístico, aunque no se puede negar la influencia que han tenido estos en el desarrollo de un cine de carácter más social. “Ya no basta con rezar” llega a tener reminiscencias incluso inconscientes del cine ruso de los años 20, imposible no pensar en la mítica escalera de Odesa en “El acorazado Potemkin” (1925) en el momento en que la marcha masiva de obreros llega a las puertas del Congreso Nacional y una fila de figuras completamente despersonalizadas les detiene el paso con postura imponente e inamovible, segundos antes de disparar la primera bomba lacrimógena.

Difícil es continuar redactando acerca de un documento histórico de tal magnitud, encontrar detalles que no se hayan mencionado en reseñas o análisis previos es prácticamente imposible y sólo se puede enfatizar como se debe el valor socio-histórico que esta emulsión tiene en el contenido cultural chileno de finales del siglo XX y lo que viene después. Un análisis sociológico sobre el impacto de la sociedad en un individuo, y un análisis antropológico sobre cómo algunos medios no son los necesarios para llegar a ciertos fines y cómo estos fines pueden ser tan fundamentales que afectan el comportamiento y la forma de expresión de un individuo y, eventualmente, de un grupo de personas en concreto.

Un ensayo sobre la importancia de estar en contacto con la realidad y las consecuencias de aquello a nivel cultural y social. Tanto dentro como fuera del filme, Aldo nos enseña que rezar nunca fue suficiente.

“Ya no basta con rezar” fue restaurada por la Cineteca Nacional de Chile y puedes verla de forma online a través de este link.

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