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“Benedetta” (2021): La monja que la iglesia no pudo quemar

En general las reseñas de “Benedetta” (2021) la muestran como la historia de la relación entre dos monjas, y si como antecedente tenemos en cuenta el trabajo cinematográfico de su director y co-escritor Paul Verhoeven —”Robocop” (1987), “Basic Instinct” (1992), “Showgirls” (1995)— da para pensar en una película llena de polémicas escenas sexuales y violentas. Menos mal no es así, y el director neerlandés logra profundizar en temas más interesantes para una sociedad donde el lesbianismo ya no es un tabú ni tampoco una fantasía sexual.

Basada en la investigación y libro de no ficción “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy de Judith C. Brown” (1986), el filme nos cuenta la historia de Benedetta (Virginie Efira), una monja que desde pequeña profesa su fe en Cristo, a tal nivel de experimentar visiones, y creer ser la elegida de Dios entre sus compañeras de convento, para llevar su mensaje y ser una santa. Es tal el nivel de su autoestima y, porque no decirlo, narcisismo que llega a soñar un matrimonio con Jesús y a tener estigmas.

Además de su curiosa persona, se suma una tensa relación con la nueva novicia Bartolomea (Daphne Patakia) su interés amoroso y sexual, quien la llevará a experimentar ese deseo que hasta el momento solo vivía a través de sus visiones. Es así como poco a poco van saliendo las aristas más oscuras de los personajes, y también de la iglesia católica como institución.

Los 131 minutos que dura son como ver un cuadro de esos en los que santos, Jesús y la Virgen son retratados. Hay una fotografía estupenda, el uso de las luces y sombras es constante en una obra a la que es difícil despegarle los ojos, y es que, si hay algo que Verhoeven sabe hacer, es volver la violencia atractiva a la vista.

De alguna manera se termina siendo un devoto más, captado por el surrealismo y crudeza con la que vive Benedetta. Esta vez el cineasta tiene un contundente contexto e información con la que trabajar, una mujer en el siglo XVII con nulos derechos, en la que el catolicismo domina todos los aspectos de la vida social y personal, la salvación del alma es por medio de experimentar el dolor, donde también la amenaza de la peste negra es latente, y la religión predomina en todos los ámbitos sobre la ciencia.

Y es que finalmente, hoy en día ya no es polémico —en general— ver una relación lésbica entre dos monjas si tomamos en cuenta los escándalos reales de la iglesia católica. Esto el director lo tiene claro, lo contundente está en los conflictos de poder que dan entorno a Benedetta y su ascenso cómo santa, el poder que ella adquiere en el convento, y el pueblo, es visto como una amenaza a la estructura de la iglesia, algo que sí prevalece en la actualidad, ya que en el catolicismo todavía la mujer tiene un rol casi terciario.

Y si no es suficiente la maravilla que es ver esas escenas en la pantalla grande, podemos sacar el mérito de que a sus 80 y algo años, en plena pandemia, Paul Verhoeven logró rodar una película que termina siendo redonda, no deja grandes cabos sueltos y que paradójicamente termina siendo un excelente resumen de lo que es su filmografía de 60 años. Y ojo porque ya tiene varios proyectos en la mira.

 

 

“Benedetta” (Paul Verhoeven, 2021) se estrenó el jueves 3 de febrero en Chile.

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