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Holy Spider (2022): un análisis superficial de una sociedad violenta

A finales del año pasado, hubo un incremento de protestas en Irán debido a la muerte de Mahsa Amini, quien fue asesinada por no llevar puesto correctamente su hiyab. A partir de ese momento, quedó nuevamente evidenciada -para un mundo que elige estar en un trance somnoliento- la profunda violencia que día a día viven las mujeres del país asiático. En este contexto de restricciones y normas basadas en la interpretación extremista religiosa, se desarrolla Holy Spider (2022), película que hace un intento de explorar la vida de las ciudadanas iraníes, a través de los crímenes realizados por un hombre que quiere “purificar” su ciudad.

La cinta se centra en la investigación de los homicidios de prostitutas ocurridos en Mashhad a cargo de la periodista Arezoo Rahimi (Zar Amir Ebrahimi), quien se involucrará íntimamente en el caso al punto de poner su integridad en peligro para hacer justicia por las asesinadas.

El filme toca un tema muy relevante para la sociedad de Irán, uno que es necesario hablar ante los sucesos recientes y las revueltas que mujeres han protagonizado exigiendo sus derechos. El director Ali Abbasi sabe que hoy es imperante contar esta historia basada en hechos reales, porque, a pesar de que han pasado veinte años, la sociedad sigue avalando el sistema político-religioso que legitima y promueve la discriminación a hacia el género femenino. Abbasi entiende la necesidad y se mete en el centro de una narración sumamente cruda y visceral, poniendo verdades al frente de un mundo que las prefiere pasar por alto. A pesar de lo anterior, la película apenas toca superficialmente la problemática de fondo y en su afán de hacer énfasis en el horror que las mujeres pueden llegar a vivir, cae en revictimizar a todas quienes hayan tenido esas experiencias.

La forma reiterativa de mostrar la violencia en detalle cae en el morbo, por lo que la crítica propuesta naufraga entre medio de todas las escenas explícitas. Esos momentos son usados simplemente para enfatizar una perturbación carente de sentido, borrando a su paso el mensaje original para el que fueron concebidos. Los hechos a narrar ya eran suficientemente potentes para explorar en ellos y añadirle violencia gratuita sólo empaña el enfoque del filme.

No sorprende que Zar Amir Ebrahimi se llevara el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes, ya que se hace cargo de ser el punto de enfrentamiento entre las dos fuerzas con una tremenda sensibilidad y se lleva la mayor parte del peso de la cinta. Sin embargo, aunque la protagonista concentra el cuestionamiento social, el filme insiste en dar pantalla al asesino. Ni siquiera se reconoce un paralelismo intencional entre ellos, indagar en las acciones y en los delirios del extremista religioso funciona como una mirada curiosa del quehacer inquietante del personaje, más que una dirección interesada en explorar por qué la sociedad quiere defender tan desesperadamente a este sujeto.

Hay menos análisis e introspección de lo que la película aparenta y, aunque la última escena se acerca a la reflexión que quiso plantear a traspiés durante dos horas, el filme termina siendo más una serie de true crime ávida por mostrar detalles escabrosos. La existencia de las mujeres en este mundo ya es incómoda y dolorosa, y este tipo de historias son esenciales para gritar los silencios que muchas otras tienen atorados a la mitad de la garganta. Es una lástima que la perspectiva masculina se empecine en concentrar su atención en los lugares equivocados y pierda la oportunidad de llegar al núcleo de la problemática, poniéndole techo a las voces atrapadas.

“Holy Spider” (2022) está disponible en la plataforma de streaming MUBI.

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