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“La nave del olvido” (2020): Una segunda vida

En una pequeña localidad al sur de Chile, Claudina (Rosa Ramírez), mujer con más de 65 años, acaba de perder a su marido. Ya pasado el luto, y habiendo superado los periodos más dolorosos de la pena, el desosiego y la incertidumbre que una tragedia familiar provoca, comienza a tratar de reordenar su vida realizando actividades que de casada no hacía. Se va a vivir con su hija y su nieto, y no demora en conocer a Elsa (Romana Satt), una mujer cercana a su edad que la hace conocer amistades con costumbres un tanto curiosas para nuestra protagonista.

La película tiene varias ganancias: posiciona al adulto mayor como un ser humano vivo, sobre todo después de haber perdido a su alma gemela, compañero de toda una vida. Cuando el común de las personas piensa que ya no hay más vida para esa persona, la película demuestra el profundo error que se puede cometer. Otra, es la posible apertura de mente que puede tener una mujer que vive en un lugar rural, con costumbres tradicionales y muy apegada a la norma. Y la tercera, sugiere que se puede tener una vida no solo igual a la anterior, sino que incluso mejor, y en eso el amor juega un pilar fundamental. Serena la mente y los lleva a una sensación de posicionamiento alcanzado del cual no se bajará jamás, pase lo que pase. Y es que sentirse en plenitud y a esa edad debe ser lejos lo mejor que le pudo haber pasado en la vida, soltando cadenas invisibles y rompiendo con estándares que el círculo familiar no tarda en tratar de volver a centrar.

Esta es la ópera prima de Nicol Ruiz. Si bien lo que plantea la película es muy atractivo, la técnica es deficiente. En este punto lo más notorio es el audio, muy malo el sonido en la mayoría de las escenas, que provocan incluso que se extrañen subtítulos para tratar de no perderse de nada. Muchas de las tomas juegan con la simetría, planos limpios, cámara fija y tanta técnica que utiliza el “nuevo” cine chileno, que todo en su conjunto va entregando una película de paso lento, en donde si no tienes un buen guion y algo de ritmo, el espectador inevitablemente se irá hundiendo en su asiento esperando algo que quizás nunca llegue. También hay tomas no muy bien logradas (como la secuencia del altercado con unos muchachos en la carretera), como otras que aparecen fuera de secuencia y no tienen mayor aporte. No hay mucho más que decir en la fotografía y la banda sonora.

Por último, al largometraje le faltó explotar en sensaciones con esta nueva vida de la protagonista, todo es muy plano y gris, siendo que debería haberse mostrado en colores para llevar así al espectador a un estado propio de exaltación. Se extrañó eso, el lograr un mayor apego con Claudina para poder haber disfrutado y sufrido sus buenos momentos y también sus pesares.

 

 

“La nave del olvido” (Nicol Ruiz, 2020) se encuentra disponible en la plataforma online de la Red de Salas de Cine de Chile y en algunas salas presenciales.

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