19/04/2024 | 11:18 pm

“Los Conductos” (2020): Si queda algo de luz, sólo está en tu interior

No debe ser casualidad que una película como “Los Conductos” (2020), ópera prima del director Camilo Restrepo —quien solo había dirigido algunos cortometrajes anteriormente— sea una producción creada y realizada en Colombia. Tampoco es casualidad, ni menos falta de recursos, la técnica cinematográfica con la que se creó esta obra y las secuencias concienzudamente ideadas que se logran apreciar a lo largo del filme.

El primer diálogo —monólogo para ser más preciso— recién aparece a los diez minutos de metraje, lo que logra calmar cierta ansiedad que se ha adueñado del espectador al solo estar observando imágenes que la mente trata de hilar y así poder construir una historia coherente. En esas secuencias se puede apreciar un asesinato realizado con un revólver, pero no se logra identificar a la víctima —quizás no es de interés—. La luz focal se encarga de mostrar lo que realmente importa, una mano empuñando un arma de fuego y una herida de bala en un —¿hombre?— caído. Llama la atención la cámara subjetiva utilizada que no se posiciona como los ojos de una persona como normalmente ocurre, sino que lo hace desde el punto de vista del foco de una motocicleta. Tampoco deber ser casualidad el uso de motos para sugerir más disparos y robos. Cuando por fin habla Pinky (Luis Felipe Lozano), su protagonista, ya tenemos una noción de lo que vamos a ver.

El tema está intrínsecamente expuesto en la voz en off del propio protagonista. Un tipo que cometió un error en su vida, y que la sociedad no perdona, no justifica ni menos olvida. ¿El resultado? Ser correteado de trabajos menores, problemas con las personas en general, ir transformándose poco a poco en un indigente que vive del robo menor. Pinky se queja del “padre” de quien arrancó poco tiempo atrás, que no tiene porqué ser una figura paterna propiamente tal, sino que puede ser un mentor o incluso una institución. ¿Representará a ese “padre” el hombre muerto del inicio? Luego menciona el Desquite, que figurativamente refleja a la sociedad, aquella que absorbe hasta hacerte invisible. Lo que queda es redimirse, buscar algún tipo de glorificación casi extrasensorial en el paupérrimo sistema de vida que se lleva. Las secuencias circulares que se aprecian en todo momento nos recuerdan que la vida es una espiral del cual es casi imposible salir y que de una u otra forma siempre se tocará fondo. La sociedad colombiana puede ser la ejemplificación de todas las sociedades latinoamericanas, ya que operan de la misma forma salvo algunos matices, pero qué duda cabe que todo lo violento que alcanzamos a ver, nos resulta tremendamente familiar.

La película, al estar filmada en 16mm y en 4:3, nos remonta a los primeros largometrajes de Brian de Palma, por color, textura y forma de filmar, esas en donde las secuencias avanzan con casi nula banda sonora y en donde el eco ahogado de un disparo es el protagonista. Pinky rompiendo la cuarta pared, secuencias circulares redundantes, túneles oscuros donde no hay fin —y quien sabe si forman un espiral—, imágenes eternas que permiten ver cada detalle del cuadro y quedarse en nuestra memoria, son algunos de los aspectos que podemos apreciar en los pocos más de setenta minutos de duración de esta película que ganó el premio Berlinale 2020 a Mejor Debut Cinematográfico.

 

 

“Los Conductos” (Camilo Restrepo, 2020) es parte del 4º Festival Internacional de Cine de No Ficción Frontera Sur y podrás verla gratis a través de Festival Scope hasta el miércoles 14 de julio.

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