“Saltburn” (2023): El poder de la seducción

La directora Emerald Fennell (Promising young woman, 2020) ganadora del Óscar con su ópera prima, nos sumerge en el oscuro relato de “Saltburn” (2023), donde explora el poder de seducción a través de los excesos, la droga, el sexo y la muerte.

En la película, presenciaremos cómo Oliver Quick, interpretado por Barry Keoghan, un adolescente introvertido de clase baja y sin amigos, se adentra en la vida de lujo y excesos de la familia Catton. Este proceso estará guiado por la empatía de Félix Catton, interpretado por Jacob Elordi, quien personifica el estereotipo de un adolescente despreocupado, galán y de clase alta. De esta forma, la comprensión profunda de Félix sobre la difícil vida de Oliver impulsa su deseo de ayudarlo, invitándolo a su residencia en Saltburn para pasar el verano.

La historia se desarrolla en dos actos marcados por un quiebre argumental y visual. El primer acto tiene como escenario la Universidad de Oxford, el lugar donde ambos adolescentes se encuentran por primera vez. En este entorno, Oliver hará todo lo que esté a su alcance para integrarse y captar la atención de Félix, siendo consciente de qué papel interpretar para alcanzar sus objetivos.

Por otro lado, el segundo acto se desarrolla en la residencia de Félix: Saltburn. Un paraíso de lujuria y descontrol, donde Oliver pasará el verano y explorará la compleja dinámica entre personajes. Saltburn se convierte en el refugio de Oliver, así como en la idea de vida que él aspira alcanzar. Se presenta una mansión imponente, mayordomos y extensos jardines que evidencian el exclusivo y privilegiado status que tiene la familia en la sociedad. A simple vista se percibe una atmosfera perfecta que, de a poco, dejará entrever los problemas que se esconden debajo de la alfombra.

La seducción juega un rol muy importante en la película, convirtiéndose en el vehículo principal para que Oliver obtenga lo que desea, ganándose un lugar en la familia Catton.

 

 

Siguiendo la tradición de “Teorema” (1968), una vez que Oliver, el visitante, consigue su pase para Saltburn, va seduciendo gradualmente uno por uno a los miembros de la familia Catton, incitando el despertar sexual y el deseo reprimido en cada uno de ellos. A su manera, él les da lo que quieren escuchar y ver.

Fennell no escatima en explorar la sexualidad a través del film y utiliza el erotismo como un catalizador de la tensión en cada escena. La asociación de lo erótico con la vida de lujos y excesos se manifiesta a través del juego entre los opuestos: opulencia y ausencia. La pasión se adueña de Oliver, qué desea estar con Félix pero también convertirse en él.

La opulencia se entrelaza con la sensualidad, dando lugar a una representación visual y temática donde el deseo y la decadencia convergen, ofreciendo una reflexión sobre las relaciones de poder y la búsqueda desenfrenada de placer.

La película explora la coexistencia de los opuestos: el amor y el odio, el deseo y el rechazo. En este punto, el lenguaje visual tiene mucho peso en la narrativa de la historia. El claro-oscuro es utilizado como recurso de contraste entre las dualidades: por un lado, veremos acentuada la condición social en personajes iluminados -superiores/alta sociedad- como contrapunto de alguien que se encuentra en las penumbras -inferior/ humilde. Asimismo, el recurso destaca la relación recíproca entre la persona que está siendo vigilada y aquella que la está observando.

Espejos, ventanas, umbrales y puertas entreabiertas nos proporcionan nuevos puntos de vista que se convierten en símbolos que acentúan la tensión y la frialdad calculadora de Oliver.

La incertidumbre persistirá hasta el final del film. ¿Estamos siendo testigos de la transformación de un joven influenciado en una sociedad de exceso o presenciamos el desarrollo de un potencial sociópata?

“Saltburn” invita a reflexionar sobre la complejidad de la condición humana y desde el 22 de diciembre está disponible en la plataforma de Prime Video.

¡Revisa el trailer de “Saltburn” aquí!